Ouédraogo: “Nuestra respuesta al Kalashnikov es la oración”

El cardenal de Ouagadougou se posiciona tras el segundo golpe de Estado en un año en Burkina Faso y el asedio de los islamistas

Golpe militar en Burkina Faso

Por tercera vez en lo que va de año, ha habido un cambio de poder en Burkina Faso. Y es que, si el pasado 24 de enero, un golpe militar encabezado por el teniente coronel Paul-Henri Damiba destituyó a Roch Marc Christian Kaboré, elegido democráticamente hace siete años, otra asonada militar ha forzado la renuncia del actual mandatario, quien ha tenido que marcharse al exilio. Ibrahim Traoré, líder de este segundo golpe, es por ahora el “presidente de transición”, a expensas de que sea confirmado estos días por sus correligionarios.



En todo caso, la situación no ha hecho sino poner de manifiesto la enorme inestabilidad del país africano, sacudido desde 2015 por el terrorismo islamista. Precisamente, Damiba se había presentado como un “hombre fuerte” que garantizaría la “seguridad ciudadana” y ayudaría a afianzar la “unión” de los burkineses. Con todo, apenas nueve meses de Gobierno le han conducido al mismo callejón sin salida de Kaboré y, tras numerosos atentados que han diezmado la confianza en él de los militares, esa misma incapacidad de controlar a los distintos grupos terroristas han abocado a su final.

“Frente al terrorismo asesino”

En este contexto ha sido muy significativo el mensaje (distribuido por Fides) del cardenal Philippe Nakellentuba Ouédraogo, arzobispo de Ouagadougou, quien ha ido mucho más allá de lo previsto en una misiva dedicada al inicio del Mes Misionero y ha entrado de lleno en la situación nacional, apelando en todo momento a la concordia en un camino que nace de la fe. Así, Ouédraogo no duda al asegurar que “nuestra respuesta al Kalashnikov es la oración”. Con todo, el purpurado admite la dificultad de trabajar por la paz desde la palabra y el testimonio en medio de la violencia desatada por quienes son ciegos y sordos a ese clamor: “¿Cómo testimoniar el amor y la misericordia de Dios frente al terrorismo asesino que hunde en la desesperación la vida cotidiana de los hombres y mujeres que son víctimas directas o colaterales de esta violencia injusta e inútil?”.

Pese a las enormes dificultades, el arzobispo de la capital recuerda que, “frente a los desafíos del terrorismo y de la inestabilidad política, la Iglesia, estrechamente ligada al mundo y a su historia, no puede dejar de ser signo y testimonio de solidaridad, promoviendo un mundo de amor y de fraternidad”.

Con la ayuda de los líderes religiosos

Tal y como informa Fides, después de dos días de tratar de mantenerse en el poder, el pasado 2 de octubre, el teniente coronel Paul-Henri Damiba aceptó su abandono de la presidencia y su salida del país. Tras iniciar su exilio en Togo, una fuente eclesial explicó a la agencia misionera que, después de dos jornadas de fuerte “tensión”, su “salida” fue “negociada por los líderes religiosos locales”.

Tal mediación fue providencial, pues los partidarios de Ibrahim Traoré, ante los rumores de que Francia estaba protegiendo a Damiba, iniciaron su ataque a la embajada y a otras entidades galas en el país. Tuvo que ser el presidente saliente el que, tras aceptar la intervención de los representantes religiosos, desmintiera tal protección de París. Así, una vez recuperada la calma, se fraguó su marcha a Togo y el inicio de un nuevo régimen militar de transición.

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