“Este es el principio del fin de Putin”

  • Una fuente interna explica a Vida Nueva que, tras la movilización parcial, cunde la angustia en toda Rusia
  • “Lo que se ve en los medios de Occidente no refleja la magnitud de la desbandada que está habiendo”
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Putin se anexiona cuatro regiones ucranianas

“Este es el principio del fin de Putin”. Así de convencida se muestra una fuente interna a la que ha tenido acceso Vida Nueva para conocer la realidad que se vive ahora mismo dentro de Rusia.



Tratándose de una voz muy autorizada, por su experiencia y por su conocimiento profundo y directo del pueblo ruso, es significativo tener en cuenta que “ha habido un cambio radical y, desde que el presidente anunciara la movilización parcial de ciudadanos varones en edad de combatir, la angustia y el miedo son tales que todos tratan de huir. Se habla de que son un millón de rusos los que han abandonado el país, pero son más. Lo que se ve en los medios de Occidente no refleja la magnitud de la desbandada que está habiendo”.

Una guerra civil

La evolución ha sido llamativa. Hace siete meses, cuando se inició la entrada rusa en Ucrania, “hubo un apoyo masivo a Putin, en torno al 80% de la población. Según fue pasando el tiempo y se veía que no iba a ser tal la operación rápida que acabara con el Gobierno de Zelenski, las divisiones se fueron acrecentando. Las discusiones eran muy fuertes, pues la realidad es que todos sienten que se trata de una guerra civil. Ucranianos y rusos comparten una misma realidad y todos tienen familia o amigos allí. Por eso las reacciones eran aquí tan enconadas”.

Llegó un momento en el que la división era tal que la fuente consultada optó por convocar a los miembros de la institución que representa a un encuentro: “Todos reunidos, pedimos dejar las ideas a un lado y poner sobre la mesa solo nuestros sentimientos. Así, al compartir lo que tenían dentro, se dieron cuenta de que, estuvieran a favor o en contra de Putin y de la guerra, a todos les unían los mismos sentimientos, fundamentalmente, la vergüenza que surge de preguntarse: ‘¿Qué estamos haciendo ahí?’. Les duele saber que son señalados en el extranjero y que ha brotado con mucha fuerza la rusofobia. Aparte, todos coincidían en la angustia y la inseguridad ante la evolución de la situación”.

Rusos movilizados para ir al frente en Ucrania

“La guerra ya está aquí”

Ahora, tras el anuncio de la movilización parcial, “la sensación generalizada es que la guerra ya está aquí, en Rusia. Todos, absolutamente todos los hombres que conozco que puedan ser enrolados, buscan huir de uno u otro modo. Muchos, físicamente, aunque los países bálticos y Polonia han cerrado sus fronteras a los rusos (Finlandia les deja pasar, pero para ir a otros países, sin quedarse en el suyo), que ahora solo pueden escapar por Georgia, Kazajistán y otros países de la zona. Los que no pueden marcharse al extranjero, lo intentan de otro modo, generalmente a costa de su salud. Una persona muy cercana a mí tenía que operarse de la vista ahora y no lo ha hecho, precisamente, para poder tener una opción más que invalide su reclutamiento”.

Por lo mismo, también pide que “Occidente valore las protestas de los críticos. Desde fuera se dice que son poco numerosas y no muy organizadas, pero son muy importantes. Hablamos de gente que se la juega de verdad por denunciar la guerra. Ahora, si elevas la voz, la policía puede detenerte, exigirte la documentación e, inmediatamente, apuntarte como ‘movilizado’ para ir ya al frente. La pena en caso de no ir es de entre 10 y 15 años de cárcel…”.

Un callejón sin salida

Por todo ello, esta fuente cree que “Putin se ha metido en un callejón sin salida. El pueblo ruso es muy pasivo y paciente, pero, si a las familias les tocan a sus hijos, ahí sí reaccionan. Antes tenía esperanza en que fueran los oligarcas o las sanciones los que hicieran mella en el régimen, pero ahora creo que el factor determinante será la angustia de las propias familias. Además, los jóvenes, que por Internet conocen lo que hay fuera, están mucho más en contra. Saben que les mandan al matadero y nadie quiere ir. Es cierto que en Ucrania son muy nacionalistas y había enfado por su actitud en la frontera, pero admiten que eso no justifica una guerra”.

Eso sí, la contraparte de esta “efervescencia social” y de los avances en el contragolpe de Kiev, que se está haciendo con el control de muchas regiones, es el desconcierto ante lo que todo eso pueda generar en Putin: “Se cree que está gravemente enfermo y que quiere pasar a la Historia como sea. Eso es peligroso si se siente amenazado. ¿Podría dar el paso de un ataque nuclear? Todos podríamos pensar que eso es imposible y que solo busca amenazar, pero cualquiera sabe con alguien como él… Le mueve un fuerte nacionalismo y no es casualidad que en todos los territorios extranjeros en su frontera haya minorías prorrusas que denuncien ser hostigadas por sus gobiernos. Como demuestra en Ucrania, tiene interés en ‘algo’ que va más allá, aunque no sepamos qué es”.

Juega con doble baraja

Para ello, el presidente ruso “no tiene problemas en jugar con doble baraja. Ahora, le hemos visto promover en Ucrania referéndums en las zonas en conflicto para anexionarlas a Rusia. Todos sabemos que son una pantomima, pero es que, además, si fuera consecuente, tendría que hacer lo mismo dentro del territorio ruso con las muchas minorías que hay en el país y que podrían reclamar un derecho a la autodeterminación que jamás les concedería”.

En lo espiritual, esta fuente es consciente de que en Occidente causa pasmo el alineamiento del patriarca Kirill con Putin, pero sabe que “en realidad no podría ser de otro modo. Por la historia de Rusia sabemos que el Patriarcado Ortodoxo de Moscú, en lo que aquí definen como ‘sinfonía’, está ligado directamente al poder político en una estrecha alianza entre trono y altar. Consideran que todo lo ruso es ortodoxo y, además, las autoridades religiosas dependen en todo del Gobierno. Otra cosa es que haya popes ortodoxos a los que les he preguntado por sus hijos y me hayan reconocido que están en Alemania, ‘lo más posible alejados del mal’ que representa el frente en Ucrania. El mismo frente del que Kirill asegura que se va directamente al cielo si se muere en él… Puede chocarnos, pero no podemos esperar otra cosa de la ortodoxia oficial rusa”.

Hay otra ortodoxia

Eso sí, reivindica que, “gracias a Dios, hay otra ortodoxia no tan apegada al poder. A los pocos días del inicio de la operación especial en Ucrania, más de 300 sacerdotes, monjes y unos pocos obispos publicaron un manifiesto contra la guerra. Sin embargo, los más tradicionales tienen que ‘estimular’ espiritualmente a sus jóvenes a luchar. Otra cosa es que esos mismos jóvenes, como ocurre en Occidente, también están cada vez más alejados de la religión y ya no respondan a ese ‘estímulo’”.

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