“No se puede prohibir a las personas que expresen su fe… siempre que esta expresión respete el bien común”. Así lo expresaba el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, en un videomensaje enviado a la Conferencia Ministerial sobre la Libertad de Religión o de Credo (FoRB), que ha tenido lugar en Londres. El evento, que ha sido promovido por el Gobierno de Reino Unido, tal como recoge Vatican News, ha contado con la participación de distintos líderes religiosos, entre quienes estaba también el subsecretario del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, Paulin Batairwa Kubuya, quien asistió a la conferencia en nombre de la Santa Sede.
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En este sentido, el cardenal Ayuso subrayó que el extremismo y el fundamentalismo “no solo encuentran un terreno fértil no sólo en la instrumentalización de la religión, sino también en el vacío de los ideales y la pérdida de la identidad”. Estos fenómenos afectan “dramáticamente a muchas sociedades, especialmente a las desarrolladas, y genera fácilmente miedo, que luego lleva a ver al otro como una amenaza y un enemigo”.
La fraternidad como camino
“El ejercicio de la religión, por su propia naturaleza, consiste ante todo en actos internos voluntarios y libres”, asevera el purpurado, “por los que el ser humano se dirige inmediatamente hacia Dios: y tales actos por una autoridad meramente humana no pueden ser ni mandados ni prohibidos”, tal como se expresa en la Declaración sobre la Libertad Religiosa ‘Dignitatis Humanae’.
El prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso recordó, además, que el Papa ha señalado el camino de la fraternidad humana como “la vía a seguir en nuestro tiempo”. “El Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común y la Carta Encíclica Fratelli tutti son una base sólida”, asevera el cardenal, “para ver a la humanidad como una sola familia y a todas las personas como hermanos y hermanas”.