Después de que la pasada semana varias decenas de personas muriesen en Marruecos tratando de saltar la valla de Melilla y unas 300 resultasen heridas, las reacciones condenatorias de diversas voces dentro de la Iglesia no se han hecho esperar.
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Ejemplo de ello es la Conferencia Episcopal, la CONFER o las entidades jesuitas Entreculturas, Alboan y el SJM, las cuales han exigido a nuestras autoridades explicaciones y una investigación clara y concreta sobre lo ocurrido. También ha expresado su horror ante lo ocurrido Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger, quien denunciaba, tajante, que “los Gobiernos de Marruecos y España tienen las manos manchadas de sangre”.
Asimismo, la Delegación Episcopal de Movilidad Humana de la diócesis de Madrid ha hecho público un comunicado de sensibilización en el que se ha unido al dolor por las personas fallecidas, encomendándolas al “abrazo del buen abba Dios”. Además, la diócesis de Madrid ha lamentado las repercusiones para los heridos, y ha recordado que “el Pueblo de Dios en Madrid está llamado a ser presencia viva del Evangelio del Reino”.
En este sentido, ha señalado algunas actitudes de las que “no siempre” están libres los cristianos de Madrid, como la “aporafobia, racismo, falta de fraternidad ante las personas que migran”, así como planteamientos ideológicos “no acordes con el Dios que no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños”.
Desde la Unión Europea se ha pronunciado también Manuel Barrios, secretario general de la COMECE, quien ha subrayado que el organismo “lamenta la muerte de decenas de migrantes y solicitantes de asilo”, así como “la pérdida de la vida de dos policías”.
“Han muerto de esperanza”
“La COMECE pide la identificación de las víctimas y la devolución de sus restos a sus familias, así como una investigación independiente y fidedigna de lo ocurrido en este trágico episodio”, ha escrito Barrios en un comunicado.
Por otro lado, la COMECE ha denunciado que “la gestión de la migración por parte de la UE y sus Estados miembros no puede consistir en dar un cheque en blanco a los países vecinos que no respetan la dignidad inalienable de los migrantes y refugiados”.
“La COMECE condena también el uso de la violencia por parte de las personas que intentan cruzar las fronteras y pide un uso proporcionado de la fuerza por parte de los agentes de la ley y el respeto absoluto de la dignidad humana y los derechos fundamentales de los migrantes y refugiados, así como un sistema adecuado de identificación de los legítimos solicitantes de asilo”, concluye Barrios.
Por último, a las voces de denuncia se ha unido también la Comunidad de Sant’Egidio, desde donde se ha señalado que estas personas han perdido la vida por “anhelar una vida mejor en Europa”. “Han muerto de esperanza, han sido golpeados, hacinados y maltratados por el sueño de encontrar en España un destino que les aleje de la guerra, la pobreza, los efectos del cambio climático o el hambre”, señalan. “¿Merece ese anhelo semejante irrespeto a la dignidad humana?”.
