“El papa Francisco reza por las víctimas y por el país, dolorosamente afectado en un momento de celebración, y encomienda a ambos al Señor, para que envíe su Espíritu a consolarlos”. Con estas palabras el portavoz vaticano, Matteo Bruni, ha destacado que el pontífice sigue pendiente de los ataques contra templos cristianos en Nigeria. Y es que el domingo de Pentecostés ha sido especialmente sangriento en el país africano.
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Durante las celebraciones de este fin de semana, unos hombres armados con rifles abrieron fuego contra los fieles en la iglesia de San Francisco Javier de Owo, en el estado de Ondo al suroeste del país, matando a varias personas, entre ellas muchos niños. Aunque la información sobre el número de víctimas no está cerrado, el ataque, en el que también se emplearon explosivos, ha dejado más de 50 muertos. En este momento hay mucha preocupación por los heridos que han sido trasladados a un hospital que ha visto muy desbordada su capacidad.
Rezando por la paz
Para Augustine Ikwu, director de comunicación de la diócesis, hay mucho miedo a “que haya muchos más muertos, muchos más heridos y que la Iglesia haya sido profanada”, señala en un comunicado en el que se desmiente el secuestro del párroco y algunos fieles. “Los sacerdotes están a salvo y el obispo de la diócesis también está con ellos en estos momentos difíciles”. El prelado invita a “mantener la calma, respetar la ley y rezar para que vuelva la paz y la normalidad” en la comunidad cristiana y en todo el país.
Mientras comienza la investigación, el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, ha condenado el atentado. “Este país nunca se rendirá ante el mal y los malvados, y la oscuridad nunca vencerá a la luz”, asegura en un comunicado oficial recogido por lo medio vaticanos. Aunque la zona donde ha ocurrido el ataque es de las más pacíficas, hay comandos tanto yihadistas como separatistas actuando en los últimos tiempos.
