Francisco, contra la explotación y la trata “a través de las redes sociales”

Durante una audiencia con los participantes de la Conferencia Internacional del Grupo Santa Marta, el Papa pide acabar con esta “lacra” y pide que “no se olvide”  las víctimas

Un contundente Francisco ha alzado su voz contra “las actividades criminales” que conforman el entramado de la trata de personas en el mundo. El pontífice alertó de las “nuevas formas de esclavitud modernas” y reclamó “el uso responsable de la tecnología y las redes sociales y la necesidad de una visión ética renovada de la vida política, económica y social, centrada no en el beneficio sino en las personas”.



El Papa pronunció estas palabras durante la audiencia con los participantes en la conferencia internacional del Grupo Santa Marta, que se celebra en la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales desde el día 17 hasta hoy. El Grupo, fundado en 2014, está formado por responsables de diversas organizaciones policiales, gubernamentales, civiles y religiosas que ponen en común conocimientos, experiencias y buenas prácticas para prevenir y combatir la trata de personas y las formas modernas de esclavitud. 

Esta “plaga”, como no ha dudado en calificarla Bergoglio, que se sigue”extendiendo, incluso en las zonas más desarrolladas del mundo”, “viola la dignidad y los derechos de hombres, mujeres y niños con efectos duraderos en las víctimas, en particular, y en la sociedad en general“. El Pontífice quiso agradecer “vivamente” la labor de todas las personas que están luchando contra esta lacra. En este sentido, recordó cómo el Grupo Santa Marta se ha dedicado a promover una comprensión cada vez mayor del alcance y la naturaleza de la trata de personas, reforzando la colaboración a nivel internacional, nacional y local para “encontrar formas eficaces” de combatirla.

Reintegrar a las víctimas

Por ello, espera que las víctimas reciban los cuidados necesarios, tanto físicos como espirituales. “Es imprescindible apoyar, acompañar y reintegrar a las víctimas de la trata de seres humanos en nuestras comunidades y ayudarlas en el proceso de curación y recuperación de su autoestima”. Algo para lo que no se puede obviar que las víctimas de la trata de personas son olvidadas con demasiada frecuencia y no tienen voz. Su recuperación es, por tanto, una labor “verdaderamente ardua”, pero necesaria, y que obliga “a perseverar en la defensa de la dignidad que Dios ha dado a cada persona y en la defensa de los derechos humanos fundamentales”.

La Iglesia agradece siempre toda expresión de caridad fraterna y de atención a todos los esclavizados y explotados, porque así se hace visible la misericordia de Dios y se fortalece y renueva el tejido social. Una vez más, expreso mi gratitud por su compromiso y cooperación en esta área vital”, destacó Francisco.

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