Francisco ha activado todos los medios a su alcance para evitar entrar en quirófano para ser operado de su rodilla derecha. Al reposo exigido por los médicos que le ha llevado a aparecer en público en silla de ruedas, se une la infiltración a la que fue sometido hace dos semanas. Junto a todo esto, el Papa está siendo sometido también a sesiones de fisioterapia.
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Sin embargo, hasta la fecha se desconocía la intensidad de este tratamiento. “Soy testigo de que todos los días se somete a más de dos horas de rehabilitación y quienes lo atienden confían en la efectividad del tratamiento, que de hecho comienza a dar sus primeros resultados”, explica el arzobispo de la diócesis argentina de La Plata, Victor M. Fernández, que se ha reunido en estos días con Francisco en Roma.
Lúcida reflexión
No en vano, en la macrocanonización celebrada este domingo en la Plaza de San Pedro, se le pudo ver en más momentos de pie que en otras audiencias y ceremonias previas. “Es verdad que tiene que superar un problema en una de sus rodillas, algo que ya lo aquejaba en Buenos Aires y que ha reaparecido”, reconoce Tucho Fernández a través de redes sociales.
El que es uno de los teólogos de cabecera del pontífice certifica que “se encuentra muy bien de salud y con la lucida reflexión de siempre”. Su alegría, su espíritu esperanzado y su sentido del humor están intactos”, apostilla, insistiendo en que “su salud está mejor que cuando vivía en Argentina y que se encuentra en óptimas condiciones para seguir aportando al mundo su lucidez y su testimonio que hace tanto bien”.
