Sevilla despide llorando “la entrega sin límites” del cardenal Amigo

Con la máxima solemnidad propia del Sur que se le concede a la liturgia, la trascendencia que lleva consigo ese incienso casi permanente y el cariño de las lágrimas que se escapan sin poder atraparlas. Sevilla ha despedido esta mañana su cardenal, fray Carlos Amigo, que murió el pasado miércoles a los 87 años, tras las complicaciones derivadas de una operación de pulmón el pasado lunes. La catedral recibió el féretro a hombros con los restos mortales del que fuera su pastor durante casi tres décadas en una ceremonia que fue presidida por el actual arzobispo, José Ángel Saiz Meneses.



Llevado por sacerdotes, laicos y hermanos de la Cruz Blanca, hasta el altar del jubileo, tras la misa exequial, el cuerpo fue enterrado en la capilla de San Pablo. Durante toda la eucaristía, la casulla y la mitra sobre el féretro, y, a un lado, el báculo y el evangeliario.

Serenar el corazón

“Don Carlos experimentaba este amor de Cristo capaz de llevarle a dejarlo todo
por seguir su llamada, capaz serenar el corazón en cualquier situación, y, sobre todo, ante la perspectiva del final de la vida en este mundo”, elogió en la homilía sobre el fallecido, en una eucaristía que estuvo concelebrada por seis cardenales, entre ellos, el presidente del Episcopado, Juan José Omella, y el presidente de Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, el comboniano Miguel Ángel Ayuso.

Junto a Osoro, Cañizares, Blázquez y Bocos, también asistió el nuncio Bernardito Auza, además de otros catorce arzobispos y obispos, que podrían haber sido más si no fuera por la dificultad de traslado y alojamiento en Sevilla por la Feria de Abril limitó la participación de más mitrados. Al frente de las autoridades civiles, se encontraban el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno y el alcalde de Sevilla, Antonio Muños Martínez.

Entereza y buen humor

“En los últimos tiempos repetía que ‘Dios siempre llega puntual’”, añadió Saiz Meneses sobre su actitud en estas semanas de contratiempos: “En el Hospital Universitario de Guadalajara son testigos de su entereza y buen humor aún en las circunstancias más dolorosas”.

Al repasar la vida entregada del cardenal franciscano, Saiz Meneses puso en valor su “entrega sin límites” desde “la libertad de espíritu”, “capacidad de trabajo”, “intensidad” y “amplitud”, amén de su “inteligencia, cultura, pedagogía, capacidad, entrega, formación, oración, y una actitud profunda de acogida”.

Los más vulnerables

Sobre su compromiso con los últimos, desveló cómo recientemente le comentó que “nos hemos de volcar con los más frágiles, con los más vulnerables, que debemos dedicar más tiempo al silencio y la oración”.

Al ahondar en su misión como pastor de Sevilla, subrayó que “ha entrado en todos los ámbitos y estructuras, en todas las familias, en todos los corazones”. El prelado continuó describiendo los otros muchos valores evangélicos encarnados por el fallecido, como el hecho de ser “un hombre espiritual y a la vez muy cercano, muy humano, muy misericordioso”.

Pasión cofrade

No en vano Carlos Amigo ha sido una figura de referencia para la Iglesia española y universal. Precursor de la hoy encíclica ‘Fratelli tutti’ en su etapa como arzobispo de Tánger donde fue enviado por Pablo VI, en Sevilla dio un vuelco a la gestión de la diócesis y actualizó la pasión cofrade para hacerla más evangelizadora y más social. Puente con América Latina por diversos encargos vaticanos y por su impronta misionera, en sus constantes viajes estrechó lazos de amistad con el hoy Papa Francisco.

Promotor, por tanto, del “diálogo interreligioso, ecuménico, intraeclesial, y también en el seno de la sociedad”, Saiz Meneses le reconoció como “acogedor con todos, acompañaba y dinamizaba todas las iniciativas nobles”.

Pasar haciendo el bien

Además recordó cómo “pasó haciendo el bien” al estilo de Jesús de Nazaret, con “su palabra, con sus gestos, con su vida entera, con el espíritu de las Bienaventuranzas”. A partir de ahí, se detuvo en algunos de los dones que trabajó y compartió el purpurado nacido en Medina de Rioseco: “pobreza de espíritu, mansedumbre, sobrellevar el sufrimiento, hambre y sed de justicia, misericordia, limpieza de corazón, construcción de la paz, persecución por ser fieles a Dios”.

El actual arzobispo de Sevilla también apreció su “fidelidad”, resaltando cómo “el amor de Cristo ha ido transformando su vida para llegar a la madurez cristiana a través de una peregrinación de fe que se inició en el Bautismo y que vivió también por la configuración con Jesucristo Buen Pastor”.

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