“Elevamos nuestra oración a Dios Todopoderoso para que ponga fin a todo tipo de violencia”
Colombo (Sri Lanka), 16/04/2021.- Sri Lankan Muslims pray at the Dawatagaha Mosque during first Friday prayers on the holy fasting month of Ramadan in Colombo, Sri Lanka, 16 April 2020. Muslims around the world celebrate the holy month of Ramadan by praying during the night time and abstaining from eating, drinking, and sexual acts during the period between sunrise and sunset. Ramadan is the ninth month in the Islamic calendar and it is believed that the revelation of the first verse in Koran was during its last 10 nights. EFE/EPA/CHAMILA KARUNARATHNE
“Tras este mes de Ramadán, que habéis vivido con profundo espíritu de oración, ayuno y limosna, y, al acercarse su final con la celebración del ‘Id al-Fitr, queremos manifestaros nuestro agradecimiento por ser testigos, junto a nosotros y a todos los creyentes, de la Providencia de Dios en medio de nuestro mundo”. De esta manera comienza el mensaje que han enviado los obispos españoles a la comunidad musulmana de nuestro país por el fin del Ramadán, firmado por el presidente de la Subcomisión Episcopal para Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso, Francisco Conesa.
“Este año han coincidido en el tiempo las fechas de las fiestas principales de las religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam”, continúan los prelados. De esta manera, “siguiendo nuestra propia tradición religiosa, hemos podido elevar simultáneamente nuestro espíritu al Creador e invitar a nuestros fieles a acoger el mensaje universal del amor de Dios”.
Sin embargo, “nuestras celebraciones se han visto ensombrecidas por el drama de la guerra que azota Europa y tantos otros lugares del planeta, especialmente en Próximo Oriente”. Se unen, así, al papa Francisco y declaran que “la guerra es un fracaso de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal”. “Y elevamos nuestra oración a Dios Todopoderoso para que ponga fin a todo tipo de violencia, acoja en su misericordia a las víctimas y consuele el dolor de sus familiares y amigos”, añaden.
Asimismo, los obispos recuerdan que “el Dios liberador, el Dios de la Vida, el Dios Clemente y Misericordioso, nos sigue animando a caminar por senderos de fraternidad, que nos permitan edificar sobre sólidos cimientos una ‘cultura del encuentro’ que renueve nuestra esperanza y nos aleje de la violencia, la guerra, la injusticia y todo aquello que atente contra la dignidad del ser humano y la sacralidad de la vida”.