Omella a los consagrados: “Salid con fuerza a hacer vuestra pequeña gran revolución”

El presidente de la Conferencia Episcopal Española abre la 51 Semana Nacional de Vida Consagrada organizada por el Instituto Teológico de Vida Religiosa

El presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, instó esta mañana a los consagrados españoles a “salir con fuerza a hacer vuestra pequeña gran revolución  y hacer un mundo más humano”. Con estas palabras, el cardenal arzobispo de Barcelona abrió la 51ª Semana Nacional de Vida Consagrada, organizada por el Instituto Teológico de Vida Religiosa de los misioneros claretianos.



A través de un saludo online, Omella se dirigió en el acto de apertura de este encuentro a un abarrotado auditorio de la madrileña residencia Amor de Dios, pero también a los 2.000 participantes virtuales. “Tendemos a pensar que estamos viendo momentos difíciles en  un mundo vertiginoso y que todo va a peor, pero lo cierto es que el Señor ha querido que nos encontremos aquí y ahora”, alentó el purpurado, con el convencimiento de que “todos tenemos una misión” en este contexto histórico.

Llevar a Cristo

“Es verdad que tú y yo no conseguir que termine la pandemia, la guerra o muchos de los problemas, pero sí depende de ti y de mí llevar a nuestro entorno el mensaje de Cristo”, admitió el cardenal, que subrayó como “el camino de la evangelización pasa por la comunión con Cristo y con todos los hermanos”.

De esta manera, el presidente de los obispos se refirió al lema de estas jornadas ‘Somos relación, somos en relación’. “Cuidad vuestra relación con Dios y con la comunidad, porque puede ser fuente y motor para mantener encendida la llamada de la fe”, subrayó.

Espíritu renovado

En esta sesión de apertura también tomaron la palabra la rectora de la Universidad Pontificia de Salamanca; el secretario general de CONFER, Jesús Miguel Zamora;  el provincial de los claretianos, Adolfo Lamanta; y el director del Instituto Teológico de Vida Religiosa, Antonio Bellella.

Myriam Cortés, apreció “el gran fruto que ha dado en todo el mundo” estas jornadas formativas, además de apreciar “el don peculiar” que la vida consagrada aporta a la Iglesia. La rectora hizo un llamamiento a trabajar desde un “espíritu renovado y fuerza creciente” en aras de la sinodalidad promovida por el papa Francisco con el fin de que la Iglesia llegue a “replantearse sus relaciones con el Pueblo de Dios”. “Con toda razón santa Teresa se preguntaba qué sería del mundo si no existieran los religiosos”, elogió Cortés.

El paraíso de la relación

Para Jesús Miguel Zamora, urge ir “descubriendo horizontes nuevos explorados” desde el cuidado de las relaciones. “Nos hacemos encontrándonos, siendo con otros, gozar y hacer un guiño al paraíso de la relación desde el Espíritu del Resucitado”, defendió el hermano de La Salle, que llamó a los consagrados presentes a empaparse del  “mundo de la marginación, de la vulnerabilidad, de lo pequeño, de lo que en definitiva somos cada uno de nosotros en nuestra vulgar cotidianidad”. “Nos hemos descubierto sinodales”, apreció.

“Nos encontramos irremediablemente apresados en la red de mil hilos de las relaciones y no cesará hasta que nos venza el sueño por la noche”, reflexionó en voz alta el provincial de los claretianos, que planteó la necesidad de ahondar en “la relación con nosotros mismos y con los demás, con el tiempo y con el espacio y cómo no, en nuestro contexto de consagrados, relación con Dios”.

Testimoniar la alegría

Bellella, como anfitrión de la Semana Nacional de Vida Consagrada, apuntó que “nuestra fecundidad y nuestra repercusión no dependen del impacto sociológico, del elevado número de personas y comunidades, ni del grado de influencia social, sino de la capacidad de generar, establecer y vivir relaciones nuevas y significativas”. Para el misionero claretiano, estos vínculos han de estar “configuradas por el encuentro con el Resucitado, la práctica cotidiana del seguimiento de Cristo y el empeño por testimoniar la alegría del Evangelio, edificando la Iglesia”.

El director del ITVR advirtió de que “la falta de relación es esterilidad y parálisis, es muerte”, pero a la vez también hizo hincapié en el seguimiento a las pautas marcas por Francisco a través del Sínodo de la Sinodalidad, como una propuesta para establecer unas nuevas relaciones intra y extraeclesiales, dotándoles de herramientas coherentes con la nueva realidad”.

Más allá de las crisis

Al finalizar su intervención, el claretiano lanzó una pregunta interpelante a los asistentes: “¿Sois capaces de imaginar una vida consagrada sin relaciones, ensimismada, absorbida por sus debates internos y perdida en su crisis, alejada de su identidad eclesial, privada del contacto con los hombres, descomprometida con el entorno, enajenada del tiempo o proponiendo un acercamiento a Dios meramente privado?”.

Y dio respuesta a este órdago: “Sin duda, no. Sin relación nada somos, sin entrar en relación nada hacemos. Sin relación no hay vida consagrada, porque sencillamente es imposible la vida”.

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