Los obispos de Malawi pierden la fe en que el Gobierno vaya a acabar con la corrupción

  • Lazarus Chakwera llegó al poder en 2020 basando toda su campaña en la lucha por la honestidad
  • “Mientras unos pocos disfrutan de la riqueza y el lujo”, el pueblo “languidece en la pobreza más abyecta”

Casi dos años después de su llegada al poder bajo la bandera de la lucha contra la corrupción, el presidente de Malawi, Lazarus Chakwera, es suspendido por la Conferencia Episcopal, que, reunida días atrás en Plenaria, ha publicado un mensaje de Cuaresma en el que lamenta la ausencia de auténticas reformas por parte del Gobierno.



Una crítica directa a Chakwera, quien basó su campaña en las presidenciales de junio de 2020 “en un compromiso de lucha contra la corrupción” y que, lejos de implementar a fondo ese programa, muestra muchas dudas de que vaya a hacerlo. Y todo porque mantiene en el cargo a “ministros y colaboradores” de los que hay “información suficiente sobre su participación en transacciones deshonestas”.

Administración paralela

Una denuncia que amplían al conjunto de la Administración, entendiendo que hay numerosos “organismos paraestatales” que, por otro lado, lejos de “rendir cuentas al pueblo de Malawi”, se valen de las “presiones e injerencias del despacho del presidente” y operan con total “impunidad”.

De este modo es como la bola se va haciendo más grande y empobrece a una población que sufre graves penurias económicas, padeciendo “la mayoría” unas “condiciones deshumanizantes”: “Nos damos cuenta de que diversas instituciones acumulan y manejan cantidades ingentes de dinero que no pasa por el presupuesto nacional. Esto permite que los recursos se gasten sin rendición de cuentas y crea un ambiente que allana el camino para la inversión de recursos públicos para fines políticos cuestionables y beneficios personales”.

Liderazgo político

Puesto que la situación es grave y causa un gran sufrimiento en el pueblo, que “languidece en la pobreza más abyecta mientras unos pocos disfrutan de la riqueza y el lujo”, ensombreciendo así el futuro del país, los obispos reclaman una acción concreta, eficaz e inmediata. Lo que requiere “un liderazgo político capaz de intervenir para promover la integridad, la honestidad y la observancia de la ley”.

Solo esto podría evitar lo que más teme la Iglesia de Malawi: una extensión generalizada de la indignación (cada vez son más numerosas las manifestaciones contra el Gobierno) que derive, no tardando mucho, en una explosión de la violencia.

Como hace 30 años en la dictadura

Como destaca ‘Vatican News’, esta carta de Cuaresma de 2022 tiene una gran resonancia con la que, precisamente hace 30 años, publicaron los entonces responsables de la Conferencia Episcopal de Malawi, quienes dirigieron una misiva durísima contra el dictador Hastings Kamuzu Banda. Siendo ese mensaje “la primera crítica pública al presidente”, el Gobierno cargó contra la Iglesia y “los obispos fueron públicamente vilipendiados y amenazados”. Hasta el punto de que, “durante un tiempo, se temió por la seguridad de algunos de ellos”.

En este sentido, el portal vaticano apoya la iniciativa de la Iglesia de volver a poner luz donde hay oscuridad, lamentando que, tres décadas después y ya en un régimen teóricamente democrático, se mantengan enquistados los mismos males. Algo que se percibe claramente en este párrafo del mensaje episcopal: “Es triste que una generación después estemos lidiando con los mismos vicios. En realidad, es lamentable que estos vicios, que los obispos católicos condenaron hace tres décadas, se hayan profundizado aún más y estén desgarrando nuestra sociedad y nuestra nación, manteniendo a la gran mayoría en la miseria absoluta. Si no tenemos cuidado como nación, vamos rumbo al desastre social”.

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