La Diócesis de Málaga denuncia la “falta de humanidad” de las políticas migratorias españolas

“La devolución en frontera de personas que intentan entrar en nuestro país, sin el debido procedimiento, es contraria a los derechos humanos”, ha recordado

“Miles de personas vienen huyendo de las guerras, la miseria y la violencia. Como cristianos, no podemos mirar hacia otro lado”. Así lo han manifestado la Delegación Diocesana de Migraciones de Málaga y Melilla y Cáritas Diocesana de Málaga, quienes han expresado su dolor “ante tanto sufrimiento causado por los hechos que están aconteciendo en Melilla desde la mañana del miércoles 2 de marzo”.



La Iglesia de Melilla, siempre atenta a estos movimientos migratorios, tiene una Red de servicios y programas de acogida y acompañamiento a estas personas, siempre alerta ante estos episodios, “que por desgracia se repiten periódicamente”. Por su parte, Cáritas de Melilla, junto con las Congregaciones religiosas de la Ciudad Autónoma, resulta “una respuesta solidaria ante estos desgraciados eventos migratorios que generan tanta injusticia y sufrimiento”.

“Debemos esforzarnos en conocer la realidad de la que vienen huyendo: 70 guerras tenemos olvidadas, pero están ahí. La situación en muchos países es verdaderamente preocupante”, subrayan las instituciones. “Ucrania, Mali, Guinea… todos necesitan y merecen nuestra empatía, solidaridad y protección, nuestra disponibilidad de acogida no puede hacer acepción de personas”.

Políticas migratorias

Por este motivo, se han unido para denunciar “enérgicamente que la devolución en frontera de personas que intentan entrar en nuestro país, sin el debido procedimiento, es contraria a los derechos humanos, pues impide la protección internacional de refugiados y atenta contra la dignidad de toda persona”. “Esta violencia es una muestra más de la falta de humanidad en nuestras políticas migratorias”, aseveran.

Del mismo modo, han recordado que “estamos llamados a inclinarnos sobre el extraño para socorrerlo, poniendo todos los medios a nuestro alcance“, ya que “el buen samaritano no solo protegió al desvalido y curó sus heridas, sino que procuró su cuidado estableciendo ‘redes de colaboración’ con el posadero”. Por ello, han animado a “unir fuerzas para trabajar por la paz, que es inseparable de la justicia y la caridad, y que conlleva promover para todos una sociedad del cuidado y una fraternidad universal”.

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