Para el jesuita alemán Hans Zollner, los pasos decisivos para acabar con los abusos se han dado gracias al papa Francisco. Y es que, tal como ha explicado el presidente del Instituto de Antropología-Estudios interdisciplinares sobre Protección y Dignidad Humana (IADC) de la Universidad Pontificia Gregoriana en una entrevista con Cristina Cabrejas para EFE, el Papa ha endurecido el marco normativo no solo contra los abusadores, sino también para aquellos que, conociendo los hechos, han actuado de forma negligente.
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Sin embargo, el jesuita ha subrayado que lo que realmente necesitan la Iglesia y sus obispos “es admitir lo que ha sucedido en el pasado, no solo los abusos, sino la negligencia: asumir la responsabilidad y decir que por una razón u otra no se hizo lo que se debía”.
En el caso particular de los obispos españoles e italianos y sus “reticencias” a la hora de abrir investigaciones, Zollner tiene una explicación clara: ha sido así “porque hay casos que no se conocen y ellos mismos o sus predecesores saben que no han hecho lo que tenían que hacer y admitirlo es difícil”.
Asimismo, el jesuita ha señalado que también tienen un gran peso los resarcimientos económicos a las víctimas. “La realidad es que tenemos que ofrecer una reparación justa, aunque la Justicia nunca será completa”, ha aseverado. Pero, sobre todo, ha insistido en que la Iglesia “tiene que olvidar qué tipo de repercusión tendrán estas investigaciones. Se tiene que pensar en el daño que se ha hecho a estas personas. A la Iglesia no le tendría que interesar si estas investigaciones dañan su fachada, su imagen”.
Comisión, sí, pero con la Iglesia
En cuanto a la iniciativa de crear una comisión de investigación independiente formada por expertos y dirigida por el Defensor del Pueblo, Zollner ha advertido, en primer lugar, de la necesidad de que no haya “ninguna instrumentalización política”. “La politización no ayuda a las víctimas, porque son instrumentalizadas de nuevo”, ha apuntado, destacando también que la comisión deberá contar con la “colaboración de la Iglesia católica porque si no, no funcionará”.
“A veces en la discusión pública nos creemos que la magistratura tiene poderes ilimitados, pero no es así. No pueden hacer cosas fuera de la ley, como cuando entraron en los archivos de la Iglesia belga para confiscar documentos y luego no pudieron utilizarlos porque no habían sido obtenidos legalmente”, ha señalado el jesuita.
