La Pastoral de Calle del arzobispado de Mendoza nuclea a los grupos que acompañan social, afectiva y espiritualmente a personas vulnerables, sin hogar. Diariamente, auxilian a unas 80 personas que asisten al Patio para recibir alimentos.
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Teniendo en cuenta esta tarea pastoral y la necesidad de reflexionar con los mismos asistidos sobre lo cotidiano y el servicio brindado, se realizó la 1° Asamblea del Patio Callejero.
Las organizaciones que participaron del encuentro fueron: el comedor P. Tarcisio Rubín, de la pastoral de migrantes; los Amigos de la Calle, del Movimiento de Schoenstatt; el grupo Olla; UPA, Mesa Tendida; Kerygma; Hijos de la Virgen; Casa de Asistencia La Merced; y la Consolata, entre otros grupo de comedores y merenderos.
Protagonistas: los hermanos de la calle
Durante esta jornada, tuvieron la oportunidad de reflexionar, debatir y discernir entre todos el camino del Patio Callejero. Asistieron más de 20 personas en situación de calle que cada noche reciben un plato de comida en el espacio animado por la pastoral de la calle.
En primer lugar, hubo un momento de oración centrado en Hechos 2, 42-47: “Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común”. Luego, los hermanos y hermanas de la calle, como verdaderos protagonistas, pudieron compartir sus experiencias de estos primeros meses del Patio. Gustavo, uno de los concurrentes, expresó: “La llegada al patio es un paso de la marginalidad a la dignidad”, y su compañero, Marcelo, señaló: “Este lugar es para hacer convivencia y comunidad“.
Junto a las asociaciones analizaron la misión encarada y el camino recorrido hasta el momento. Asimismo, tuvieron un tiempo para dialogar sobre las temáticas propias de esta convivencia: horarios, la limpieza y el cuidado. Todos ellos tuvieron, no solo un espacio sino un tiempo para levantar su voz, opinar y debatir sobre lo que sucede en el patio callejero.
El coordinador de la Pastoral de Calle, Cristian García, recordó las palabras del papa Francisco: “La limosna es ocasional, el compartir genera fraternidad”. Además, destacó que la asamblea generó este espacio de protagonismo para los hermanos marginados. “El patio no tiene que ver solo con ser una asistencia alimentaria sino un verdadero espacio de promoción humana“, señaló.
El equipo planea organizar estas asambleas una vez al mes para evaluar y compartir más experiencias, y hacer sinodalidad entre todos los grupos que conforman la pastoral de calle.
