El consejo de Francisco para el año nuevo: “La vida de todos mejora sólo si nos ponemos a disposición de los demás”

El Papa destacó en la Jornada Mundial de la Paz que esta “es nuestro compromiso: nos pide dar el primer paso, nos pide gestos concretos”

Tras la celebración de la misa del 1 de enero, solemnidad de santa Maria, madre de Dios, el papa Francisco no ha faltado a su cita con los fieles en la Plaza de San Pedro para rezar el ángelus a mediodía. El pontífice expresó sus mejores deseos para el nuevo año y agradeció las felicitaciones recibidas, como la del presidente de la República Italiana en su mensaje de nochevieja. Para el nuevo año, Bergoglio ha deseado a todos La Paz como síntesis de todos los bienes.

Dios, pequeño y necesitado

A partir del evangelio del día, Francisco invitó a imaginarse “a María que, como mamá tierna y cuidadosa, acaba dedepositar a Jesús en el pesebre. En ese colocar suavemente podemos ver un don hecho a nosotros: la Virgen no tieneal Hijo para sí misma, sino que nos lo presenta; no lo estrecha sólo en sus brazos, sino que lo deposita parainvitarnos a mirarlo, a acogerlo y a adorarlo. He aquí la maternidad de María: el Hijo que ha nacido nos lo ofrece a todos nosotros”.

“Dios está cerca, a nuestro alcance. No viene con el poder de quien quiere ser temido, sino con la fragilidad de quien pide ser amado; no nos juzga desde lo alto de un trono, sino que nos mira desde abajo como a un hermano, más aún, como un hijo”, destacó el Papa. Para el pontífice, Dios “nace pequeño y necesitado para que nadie deba avergonzarse jamás de sí mismo: precisamente cuando experimentamos nuestra debilidad y fragilidad, podemossentir a Dios aún más cerca, porque se nos ha presentado así, débil y frágil. Es el Dios-niño que nace para no excluir anadie. Para hacer que nos convirtamos todos en hermanos y hermanas”.

Necesitados de ternura

Para Francisco, “el nuevo año comienza con Dios que, en los brazos de su Madre y acostado en un pesebre, nos anima con ternura. Tenemos necesidad de este aliciente”. Recordó que “vivimos aún tiempos inciertos y difíciles a causa de la pandemia. Son muchos los que están atemorizados por el futuro y agobiados por las situaciones sociales, los problemas personales, los peligros que provienen de la crisis ecológica, de las injusticias y de los desequilibrios económicos planetarios”.

“Mirando a María con su Hijo en brazos, pienso en las jóvenes madres y en sus hijos que huyen de las guerras y de las carestías o que esperan en los campos de refugiados. Y contemplando a María que coloca a Jesús en el pesebre,poniéndolo a disposición de todos, recordamos que el mundo cambia y la vida de todos mejora sólo si nos ponemos a disposición de los demás, sin esperar que sean ellos los que comiencen. Si nos convertimos en artesanos de lafraternidad, podremos tejer los hilos de un mundo lacerado por guerras y violencias”, recomendó.

La paz, don y compromiso

En el día de la Jornada Mundial de la Paz, destacó que esta es un “don de lo alto” que “debe ser implorada por Jesús,porque solos no somos capaces de custodiarla. Sólo podemos construir verdaderamente la paz si la tenemos ennuestro corazón, sólo si la recibimos del Príncipe de la paz”.

Además, añadió, “la paz es también nuestro compromiso: nos pide dar el primer paso, nos pide gestos concretos”. El Papa insistió en que la paz “se construye con la atención a los últimos, con la promoción de la justicia, con elvalor del perdón, que apaga el fuego del odio. Y también necesita una mirada positiva: que siempre se mire – en la Iglesia como en la sociedad – no el mal que nos divide, sino ¡el bien que puede unirnos! No sirve abatirse y quejarse,sino arremangarse para construir la paz”, sentenció.

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