Isla Mauricio censura el mensaje de Navidad de su cardenal por alertar del coronavirus

El gobierno del país africano cortó parte de la alocución televisiva del obispo de Port-Louis por criticar la crisis sanitaria y financiera que asola a la población

El Gobierno de Isla Mauricio ha censurado el discurso televisivo de Navidad del cardenal obispo de Port-Louis, Maurice Piat, por denunciar las dificultades que está atravesando el país africano a causa de la pandemia.

“¿Cómo vivir una feliz Navidad cuando el Covid-19 sigue pasando factura, cuando nuestras familias lloran la pérdida de sus hijos, sus padres y abuelos, cuando los que están en primera línea caen?”, expresaba el purpurado de 80 años en la parte borrada del mensaje en la que también denuncia “el clima de miedo y aprensión” provocado por los confinamientos, el teletrabajo, las dificultades para las reuniones familiares o la soledad de los ancianos.

Población exhausta

El canal estatal Mauritius Broadcasting Corporation también eliminó la reflexión vinculada a la crisis económica que atraviesa el país: “Todos estamos exhaustos. Además, el costo de vida se está disparando a medida que el valor de la moneda se desploma. Nuestra economía, ya debilitada, debe afrontar un futuro incierto. En medio de toda esta angustia, ¡la Navidad todavía puede traernos alegría y esperanza!”.

La discurso del purpurado se emitió en la noche del 25 de diciembre, justo después del telediario, junto con los mensajes del presidente de la República, Pradeep Roopun y del obispo anglicano Stenio André de la diócesis anglicana. Según señalaron fuentes de la cadena pública, se eliminaron algunas partes del mensaje de Piat por considerarlo “palabras hirientes”.

Libertad de expresión

Ante lo ocurrido, la diócesis de Port-Louis, a través de la voz de su vicario general, Jean-Maurice Labor, ha exigido explicaciones: “Nos gustaría que nos dijeran qué palabras se consideran ofensivas y amenazantes para la paz social que han eliminado del discurso tradicional del cardenal Piat”.

“Si el cardenal hubiera usado realmente palabras que amenazan la paz social -apunta Labor-, entonces le tendrían que haber demandado”. Así, desde el obispado se considera que se ha llevado a cabo, no solo “una violación de nuestra libertad de expresión”, sino un intento de silenciar “el sufrimiento en toda su variedad, de hombres, mujeres, ancianos y niños”.

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