Vicente Ribas Prats: “Ibiza no es solo verano, aquí también se evangeliza”

Vida Nueva conversa con el obispo electo de Ibiza, nombrado por el Papa el pasado 13 de octubre

Vicente Ribas Prats, obispo de Ibiza y Formentera

Vicente Ribas Prats (Ibiza, 1968) es el nuevo obispo de Ibiza y Formentera. El papa Francisco nombró el 13 de octubre al hasta ahora administrador diocesano ibicenco para sustituir a Vicente Juan Segura, obispo auxiliar de Valencia desde el 18 de enero de 2020. El sacerdote toma el relevo de Segura tras un año y ocho meses de sede vacante y después de 15 años de pastoreo del prelado. Ribas se convierte en el décimo cuarto obispo de Ibiza y en el quinto natural de las Pitiusas. Solo unas horas después de hacerse público el nombramiento, el sacerdote, cuya ordenación será antes de Navidad, conversa con Vida Nueva.



PREGUNTA.- Más de 60 años después, vuelven a confiar el gobierno de la diócesis a un sacerdote de las Pitiusas. ¿Cómo acoge el nombramiento? ¿Qué significa para la Iglesia que peregrina en la isla?

RESPUESTA.- Lo acojo con gran alegría e ilusión, con una gran esperanza y con gran serenidad. Dios, mediante el ministerio de Francisco, ha querido ponerme al frente de esta querida Iglesia de Ibiza y Formentera. Y como he dicho en mis primeras palabras, este nombramiento es un reconocimiento a todos los sacerdotes de esta diócesis. Por otra parte, el nombrarme puede dar continuidad a la propuesta evangelizadora que hemos ido proyectando durante el tiempo de la sede vacante.

Para la Iglesia ibicenca es como un espaldarazo. Uno de sus hijos ha sido nombrado obispo. Lo cual supone que nuestra diócesis sabe estar a la altura de las circunstancias sociales y culturales, que es una Iglesia viva, preocupada de todos, que quiere dar respuesta a todas los retos del tiempo en el que vivimos. Ibiza no es solo un lugar de descanso, en el cuya playas disfrutar los meses del verano. Es también el espacio donde la Iglesia evangeliza, atiende a los necesitados y busca a los inquietos de corazón.

P.- En sus primeras palabras a los diocesanos se ha mostrado muy agradecido con el Papa. ¿Qué rasgo de su ser pastor se apunta para aplicar ahora en su ministerio episcopal?

R.- ¿Cómo no ser agradecidos con el Santo Padre? No podemos olvidar la misión que el sucesor de Pedro tiene con la Iglesia universal y las Iglesias particulares. Todo lo que él hace merece nuestro agradecimiento más sincero. Sus desvelos, sus preocupaciones, sus palabras alentadoras e iluminadoras, sus gestos, su alegría…, y también aquello que no se suele valorar: su desgaste, sus preocupaciones, los sin sabores que tantas veces tendrá en su labor cotidiana. Algunos podrán pensar, con el famoso dicho: con los cargos las cargas; es cierto. Pero también, y no lo es menos, el ser agradecidos. Una virtud cristiana que se debe practicar más.

Uno de los rasgos del pontificado de Francisco es buscar la simplicidad. Y esto se manifiesta en su cercanía, en su lenguaje, en su modo de proceder. El Papa ha abierto un nuevo estilo que tiene que estar presente en el ministerio de los presbíteros y de los obispos, especialmente de los obispos. Cercanía, sencillez y simplicidad. Cuestiones muy presentes en el evangelio.

“Seguir trabajando”

P.- Recalca también en su carta que la diócesis llevaba un año y ocho meses en cede vacante, pero no por ello sin gobierno. ¿Qué plan tiene ahora para comenzar a trabajar?

R.- Yo más bien diría para seguir trabajando. Estamos metidos en el sínodo que ha convocado el Papa para toda Iglesia. La fase diocesana queremos que tenga también un carácter de “sínodo particular”. El último sínodo que se convocó en Ibiza fue hace noventa y dos años. Era hora de dar un impulso sinodal a los proyectos pastorales diocesanos. Y esta convocatoria de Francisco nos da la oportunidad de colaborar con el Santo Padre y de sacar conclusiones para nuestra Iglesia particular. Esta es la gran tarea para los próximos meses. Y, posteriormente, saber aplicar las conclusiones de lo que trabajemos como Iglesia particular a la espera del documento final del Sínodo.

P.- Le pide a la patrona “ser un buen obispo”. ¿Qué pastores cree que necesita hoy la Iglesia?

R.- Hoy y siempre, un pastor que siente con la Iglesia es aquel que se entrega a las personas a las que Dios pone en su vida. Pues como decía san Juan Pablo II, el camino que debe recorrer la Iglesia es el camino de los hombres y mujeres. Esta es la clave. Algo que nos enseña permanentemente el Evangelio a través del modo de proceder de Jesús. El Señor siempre estaba atento a las personas, a su historia, a sus circunstancias individuales, sociales, culturales y religiosas. Jesús nos enseña a mirar a quien tenemos delante para conocerlo, para que de este modo la palabra y los gestos evangelizadores lleguen al interior de cada ser humano.

Por otra parte, nada en la vida resulta fácil. Hay unas responsabilidades que te exigen más que otras. Por ello, ¿cómo no voy a pedirle a la patrona de Ibiza, a la Virgen de las Nieves, que me haga un buen obispo? A ella, que tantas veces le he rezado, le pido que me ayude. Ella, que estuvo al lado de los apóstoles en Pentecostés, le pido que se realicen en mí las palabras de la oración del cardenal Verdier.

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