El mensaje de la Iglesia argentina por la trata y la explotación de personas

Para la Comisión Episcopal el daño que provoca este delito atenta contra la dignidad y la integridad de las personas y corroe el tejido social

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La Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes de la Conferencia Episcopal Argentina difundió un mensaje, para este próximo domingo, por la Jornada Nacional de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas



Los miembros de la Comisión invitaron a rezar y reflexionar sobre el delito de la explotación y trata de personas que, en palabras del papa Francisco, constituye una violación injustificables de la libertad y dignidad de la persona. “Esta fecha nos invita a rezar y a concientizar sobre la situación de las víctimas de la trata de seres humanos y para promocionar y proteger sus derechos”, expresaron.

El impacto de este delito

En el mensaje, destacaron que la lucha cotidiana contra este delito es uno de los mayores desafíos de este tiempo, y esto se debe no solo por tratarse de una forma moderna de esclavitud, sino por su capacidad de daño personal y comunitario en el entramado social.

Tanto la explotación como la trata, en sus múltiples formas, son de las manifestaciones más dramáticas de mercantilización del otro, porque desfigura la humanidad de la víctima, destruye su libertad, su dignidad, y su integridad sexual, física y psíquica.

Los obispos creen, además, que “este crimen es de difícil identificación, de rentabilidad semejante al narcotráfico y al contrabando de armas, no reconoce fronteras y persiste con impunidad”. Recordaron también lo que dijo el Papa al respecto: “Son organizaciones criminales que lucran con esto, esclavizando a hombres, mujeres y niños, laboral y sexualmente, para el comercio de órganos, para hacerlos mendigar o delinquir”.

Libertad y dignidad

La Comisión Episcopal considera que el daño que genera este tipo de corrupción asociada a la trata de personas debe ser visibilizado. Sin embargo, rescataron las numerosas iniciativas que se desarrollan para prevenir el tráfico, proteger a los sobrevivientes y perseguir a los culpables, tal como lo señalara el papa Francisco.

Junto al equipo de No a la Trata de la Comisión Nacional de Justicia y Paz del episcopado, convocaron a unir voces y oraciones para rezar y luchar por una sociedad que reconozca y respete la dignidad y la libertad de todos y de cada uno.

Finalmente, le piden a la Virgen María que nos enseñe a ser artífices de solidaridad y de fraternidad, y que despierte y profundice en nosotros el compromiso de trabajar por una patria sin esclavos ni excluidos.

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