Francisco en la misa por Myanmar: “Recemos juntos para que Dios lleve la paz a los corazones”

El Papa ha presidido una eucaristía en el Vaticano, celebrada junto a los fieles residentes en Roma nacidos en el país asiático, actualmente atravesado por el conflicto armado

Francisco misa Myanmar

El papa Francisco ha celebrado hoy, en la Basílica de san Pedro, una misa con los fieles de Myanmar residentes en Roma por la paz en el país. “Hoy quiero llevar los sufrimientos de su pueblo al altar del Señor y rezar con ustedes para que Dios convierta en paz los corazones de todos“, ha dicho en su homilía, deseando, asimismo, que “la oración de Jesús nos ayude a guardar la fe incluso en los momentos difíciles, a ser constructores de unidad, a arriesgar nuestra vida por la verdad del Evangelio”.



Y es que, “en las últimas horas de su vida, Jesús reza”. “Mientras lleva en su corazón y en su carne todo el pecado del mundo, Jesús continúa amándonos y orando por nosotros”. Y, de esta oración de Jesús, “también aprendemos a atravesar los momentos dramáticos y dolorosos de la vida”. De esta manera, el Papa ha subrayado el verbo que utiliza Jesús para dirigirse al Padre: guardar. “Mientras que su amado país, Myanmar, está marcado por la violencia, el conflicto, la represión, nos preguntamos: ¿qué estamos llamados a salvaguardar?”.

En este sentido, lo primero que estamos llamados a salvaguardar, como ha señalado Francisco, es a “cuidar la fe para no sucumbir al dolor y no caer en la resignación de quienes ya no ven una salida”. Porque guardar la fe es “mantener la mirada alta hacia el cielo mientras en la tierra se lucha y se derrama sangre inocente. No es ceder a la lógica del odio y la venganza, sino quedarse con la mirada vuelta hacia ese Dios de amor que nos llama a ser hermanos entre nosotros”.

“La división es una enfermedad mortal”

Además, Francisco ha recordado que la oración “nos abre a la confianza en Dios incluso en los momentos difíciles, nos ayuda a tener esperanza contra toda evidencia, nos apoya en la batalla diaria“. Esto no quiere decir que sea “una forma de escapar de los problemas”. Sino, “al contrario, es la única arma que tenemos para custodiar el amor y la esperanza en medio de tantas armas que siembran la muerte”.

Un segundo aspecto subrayado por el Papa ha sido “la protección de la unidad”, así como “Jesús reza al Padre para que mantenga a los suyos en unidad”. “La división es una enfermedad mortal”, ha subrayado Francisco. “Hay muchos pecados contra la unidad: la envidia, los celos, la búsqueda de los intereses personales en lugar del bien de todos, los juicios contra los demás. Y estos pequeños conflictos que existen entre nosotros se reflejan luego en los grandes conflictos, como el que vive su país estos días”, ha explicado.

“Estamos llamados a salvaguardar la unidad, a tomarnos en serio esta sentida súplica de Jesús al Padre: ser uno, formar una familia, tener el valor de vivir lazos de amistad, de amor, de hermandad”, ha aseverado. “Estamos llamados a hacerlo, también como Iglesia: promovemos el diálogo, el respeto al otro, el cuidado del hermano”, ha dicho, señalando la necesidad de no permitir “que la lógica de los partidos entre en la Iglesia, la lógica que divide, la lógica que nos pone a cada uno en el centro, descartando a los demás. Esto destruye: destruye a la familia, destruye a la Iglesia, destruye la sociedad, nos destruye a nosotros mismos”.

Unidos a Jesús

Finalmente, el tercer punto señalado por Francisco ha sido el de “mantener la verdad”, así como “Jesús pide al Padre que consagre en verdad a sus discípulos, que son enviados por todo el mundo para continuar su misión”. “Guardar la verdad no significa defender las ideas, hacerse guardianes de un sistema de doctrinas y dogmas, sino permanecer atado a Cristo y consagrarse a su Evangelio”, ha explicado.

“A veces”, ha continuado el Papa, “los cristianos buscamos un compromiso, pero el Evangelio nos pide estar en la verdad y por la verdad, dando nuestra vida por los demás. Y donde hay guerra, violencia, odio, ser fiel al Evangelio y artesanos de la paz significa comprometerse, también en las opciones sociales y políticas, arriesgar la vida”, ha señalado. “Solo así pueden cambiar las cosas”, ha dicho, porque “el Señor no necesita gente tibia: quiere que seamos consagrados en la verdad y la belleza del Evangelio, para que podamos ser testigos de la alegría del Reino de Dios incluso en la noche oscura del dolor y cuando el mal parece más fuerte”.

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