Francisco reza en el ángelus por “la convivencia democrática” en Myanmar

“Sigo con preocupación el desarrollo de la situación en Myanmar, un país que desde mi visita apostólica en 2017 llevo en mi corazón. En este momento tan delicado deseo asegurarle al pueblo de Myanmar mi cercanía espiritual, mis oraciones y mi solidaridad. Rezo para que quienes tienen responsabilidades en el país se se pongan al servicio del bien común promoviendo la justicia social y la estabilidad nacional para una armoniosa convivencia democrática”. Así lo ha remarcado hoy el papa Francisco al concluir el rezo del ángelus.



El Papa ha salido puntual a las 12:00 a la ventana del palacio apostólico. Pese a la lluvia, un centenar de fieles han vuelto a la plaza de San Pedro tras casi 50 días de soledad debido a las restricciones sanitarias en Italia, lo que ha provocado la alegría del Papa, según él mismo ha expresado.

El Pontífice ha centrado su oración en el Evangelio de hoy (cf. Mc 1, 29-39), que presenta la curación por Jesús de la suegra de Pedro y luego de muchos otros enfermos y sufrientes que se aferran a Él, y que le ha servido para recordar que el próximo 11 de febrero se celebra la Jornada Mundial del Enfermo, este año marcada por la pandemia del coronavirus.

“Cuidar a los enfermos de todo tipo no es una ‘actividad opcional’ de la Iglesia, algo accesorio, no, es parte integrante de su misión, como lo fue la de Jesús: llevar la ternura de Dios a la humanidad sufriente”, ha señalado.

Francisco ha advertido que “el poder sanador de Jesús no encuentra resistencia; y la persona sanada reanuda su vida normal, pensando inmediatamente en los demás y no en sí mismo, y esto es significativo, ¡es un signo de verdadera salud!”, ha advertido. Y ha continuado: “Jesús muestra desde el principio su predilección por las personas que sufren en cuerpo y espíritu: es la predilección del Padre, que él encarna y manifiesta con obras y palabras”.

Dejarnos sanar por Jesús

Francisco ha recalcado que los discípulos han sido testigos presenciales del amor de Jesús por los sufrientes. Y “no los quería solo espectadores de su misión: los involucró, los envió, también les dio el poder de curar enfermos y expulsar demonios. Esto ha continuado sin interrupción en la vida de la Iglesia hasta hoy”, ha explicado.

“Que la Santísima Virgen nos ayude a dejarnos sanar por Jesús –siempre lo necesitamos todos– para ser a su vez testigos de la ternura sanadora de Dios”, ha concluido el Pontífice.

Tras la oración, el Papa ha comenzado centrándose en Myanmar, para luego hacer un llamamiento por los menores migrantes no acompañados. “Son muchos, por ejemplo, en la ruta balcánica, pero también en otras rutas. No permitamos que a estas criaturas indefensas no les falten canales humanitarios”, ha indicado.

Jorge Mario Bergoglio ha recordado también que hoy se celebra en Italia la Jornada por la Vida. “Me uno a los obispos italianos para recordar que nuestra sociedad debe curarse de todos los atentados a la vida”. Por otro lado, ha pedido que “termine el invierno demográfico y pueda florecer una nueva primavera de niños y niñas”.

Por último, el Papa ha recordado que mañana, memoria litúrgica de santa Josefina Bakhita, se celebra la Jornada de Oración y Reflexión contra la Trata. “Generemos una economía que no haga de las personas un objeto sino un fin, que nadie sea usado como mercancía”, ha subrayado.

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