El Vaticano, contra la (no) ‘Superliga’ de Florentino Pérez

Para el periódico de la Santa Sede en esta competición “de ricos” el “único que pierde es el deporte”

“Sólo el deporte pierde en la ‘superliga’ de los ricos” titula vespertino ‘L’Osservatore Romano’ en su edición de este martes, 20 de abril, haciendo balance de los últimos movimientos para crear una competición de alto nivel entre los equipos con mayor prestigio del fútbol europeo entre cuyos valedores más visibles está el reelegido presidente del Real Madrid, Florentino Pérez. Una propuesta que acabó el día con una reunión de urgencia de los promotores y una cascada de renuncias de equipos como el Manchester United y el City, el Arsenal, Liverpool, Tottenham… tras el ofrecimiento de algunas sumas de dinero por parte de la UEFA.



“El dinero, demasiado dinero, suele acabar arruinándolo todo”, señala el redactor Gaetano Vallini en su análisis en el periódico de la Santa Sede. “A estas alturas, para los clubes de fútbol, los hinchas en el estadio son sólo un escenario –en tiempos de pandemia se ha entendido claramente– porque el verdadero dinero proviene de los derechos de televisión”, señala.

Un deporte sin valores 

Con esta propuesta de competición, “el frágil vínculo que aún existía entre el fútbol actual y el del pasado se ha roto definitivamente. El proyecto de crear una superliga continental de clubes prestigiosos, exitosos y, sobre todo, ricos, se ha hecho realidad”. Y apunta directamente a Florentino Pérez, quien desde 2009 ha planteado en público esta propuesta con la que “doce clubes, autoproclamados los mejores, financiados por un gran banco de negocios internacional, jugarán su propio campeonato, la Superliga Europea”. Los intereses televisivos son la prioridad de estos equipos que pretenden “explotar la máximo” su “gallina de los huevos de oro”.

“La Superliga no es más que eso: una forma poco elegante, incluso cínica, de ganar más dinero”, sentencia Vallini. “Lo que se acaba de presentar parece un grupo excluyente, cuando en cambio el fútbol, como deporte, debería practicar la inclusión como uno de sus valores fundamentales”. Uno valores “como la sana competitividad, el respeto al adversario, la integración, la integridad, la lealtad” que “parecen estar relegados a los escalones más bajos” y que no se podrán transmitir estas enseñanzas a los más jóvenes.

Por eso, desde el periódico vaticano aplauden a los organismos, clubes, gobiernos y aficionados que se han plantado ante las consecuencias de esta iniciativa. Una propuesta que “además de acabar con lo poco que queda de credibilidad en el mundo del fútbol, corre el riesgo de causar un daño incalculable a todo el movimiento, incluido el profesional, dado el presumible menor interés por los campeonatos nacionales y las copas de Europa, que de hecho serían menos queridos”.

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