Cantalamessa subraya en su predicación de Cuaresma la importancia de “creer en la divinidad de Jesús”

El predicador de la Casa Pontificia ha reflexionado acerca de la persona de Cristo y su calidad de “Dios verdadero”

Cantalamessa

Como cada viernes de Cuaresma, el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, ha acogido la predicación del cardenal Raniero Cantalamessa, en la cual el predicador de la Casa Pontificia ha reflexionado acerca de Jesús y su calidad de “Dios verdadero”.



Y es que, desde el Concilio de Nicea, “más allá de los términos utilizados”, se concluyó que “en todos los idiomas y en todas las épocas Cristo en el sentido más fuerte y más alto que la palabra Dios tiene en esa lengua y cultura, y no en algún otro sentido derivado y secundario”. Sin embargo, tal como ha apuntado Cantalamessa, “se necesitó casi un siglo de ajuste antes de que esta verdad fuera recibida, en su radicalidad, por toda la cristiandad”.

Por ello, el purpurado ha invitado a los cristianos a, “dejando a un lado lo que el mundo piensa”, despertar “la fe en la divinidad de Cristo”. “Una fe luminosa, no borrosa, objetiva y subjetiva, es decir, no sólo creída, sino también vivida”. “Incluso hoy en día”, ha subrayado, “Jesús no está tan interesado en lo que dice ‘la gente’ de él, sino lo que sus discípulos dicen de él. La pregunta está perennemente en el aire: ‘Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?’”.

Trascendencia divina

Del mismo modo, Cantalamessa ha recordado que incluso los evangelios sinópticos, en los cuales “la divinidad de Cristo nunca es declarada abiertamente”, esta es “sobrentendida”. “¿Quién, si no Dios”, ha añadido el cardenal, “puede perdonar los pecados en su propio nombre y proclamarse juez final de la humanidad y de la historia?”.

“Como un pelo o una gota de saliva es suficiente para reconstruir el ADN de una persona, así basta una sola línea del Evangelio, leída sin preconcepciones, para reconstruir el ADN de Jesús, para descubrir lo que pensaba de sí mismo, pero no podía decir abiertamente para no ser malinterpretado”, ha argumentado. “La trascendencia divina de Cristo transpira literalmente en cada página del Evangelio”.

Asimismo, el predicador de la Casa Pontificia dijo que “creer en un Dios nacido en un establo y muerto en una cruz” es mucho más “exigente que creer en un Dios distante que todo el mundo puede representarse según su propio gusto”. Por este motivo, “debemos comenzar demoliendo en nosotros los creyentes, y en nosotros hombres de la Iglesia, la falsa persuasión de que en lo que respecta a la fe estamos bien y que, si acaso, todavía debemos trabajar en la caridad. ¡Quién sabe si no es bueno, durante un poco de tiempo, no querer demostrar nada a nadie, sino interiorizar la fe, redescubrir sus raíces en el corazón!”.

Por último, Cantalamessa ha apuntado que, si bien “todos creen que Jesús es un hombre”, lo que marca la diferencia entre creyentes y no creyentes “es creer que él también es Dios. ¡La fe de los cristianos es la divinidad de Cristo!”.

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