Las tres conclusiones del IV Encuentro de la Pastoral Educativa de las Américas

El objetivo de este encuentro fue propiciar e incentivar desde la escuela católica las claves para vivir como hermanos y hermanas

Participantes del IV Encuentro de Pastoral Educativa para América

La Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC) celebró la cuarta edición de su Encuentro Pastoral Educativa de América. Unos 2.600 participantes interactuaron con panelistas como el teólogo Leonardo Boff, la filósofa  Heike Freire, el cardenal José Luis Lacunza y la religiosa Gloria Liliana Franco.



El objetivo de este encuentro fue propiciar e incentivar desde la Escuela Católica de América las claves para vivir como hermanos y hermanas desde un nuevo paradigma de fraternidad y amor social. Oscar Pérez, secretario general de la CIEC, ha compartido con Vida Nueva las tres conclusiones de este evento.

1. Custodios de la creación

Los educadores de América se comprometen a convertirse en “seres de cuidado, de solidaridad, de ternura, de cooperación y de compasión: cuando no pretendemos ser “el pequeño dios” en la Tierra, puesto de rodillas por el Covid-19, sino sencillamente humanos, que ven y tratan a los otros como iguales” incluyendo toda la creación.

Suscriben lo dicho por el papa Francisco “tan poéticamente en su encíclica de ecología integral ‘Laudato si’’: ‘Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también’”.

2. La fraternidad universal

Para la Escuela Católica de América la fraternidad universal “no es un puro sueño y una utopía inviable”, por eso “nos corresponde a nosotros como personas pensar, reflexionar y actuar” en pos de esta gran tarea.

“Esta será la gran salida que nos podrá salvar. El papa Francisco cree y espera que este sea el camino. Puede ser tortuoso, conocer obstáculos y sufrir desvíos, pero sigue el rumbo correcto. Nos urge responder, pues el tiempo del reloj corre en contra nuestra”, han señalado.

3. La esperanza como principio

El gran reto de la Educación en América  es practicar  la esperanza como “una de las energías más eficaces para crear una conciencia y unas prácticas que apunten hacia otro tipo de mundo”.

“La esperanza nace de este compromiso de transformación. La esperanza aquí debe ser pensada en la línea que nos enseñó el gran filósofo alemán Ernst Bloch, que formuló “el principio esperanza”, que quiere decir: la esperanza no es una virtud entre otras tantas. Ella es mucho más: es el motor de todas ellas”.

Por tanto “la esperanza, cuando nos sentimos derrotados, nos hace levantarnos para retomar el camino. La esperanza se muestra en el hacer, en el compromiso de transformación, en la osadía de superar obstáculos y enfrentar a los grupos opresores. Esa esperanza no puede morir nunca”.

Foto: CIEC

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