El papa Francisco en el ángelus: “Seremos juzgados por el amor, no por el sentimiento”

Tras haber celebrado la misa en la Basílica Vaticana con motivo de la fiesta de Cristo Rey, el papa Francisco ha rezado el ángelus desde la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, como los jóvenes representantes de la JMJ de Panamá y Lisboa. Francisco ha enviado un saludo a las poblaciones del sur de Italia que vivieron hace 40 años un devastador terremoto. Ha alabado algunos ejemplos de solidaridad en la reconstrucción. A los peregrinos ha agradecido su cumplimiento de las medidas sanitarias y les ha invitado a pensar en las familias que viven con mayor dificultad las consecuencias de la crisis y les ha invitado a “ser cercanos a quienes tienen necesidad”.



¿Eres un pastor como yo?

Comentando el evangelio del juicio universal (cf. Mt 25,31-46), Francisco señala que en él “Jesús se mostrará como el Señor de la historia, el Rey del universo, el Juez de todo. Pero la paradoja cristiana es que el Juez no es una realeza temible, sino un pastor lleno de mansedumbre y misericordia”. El Papa comentando la figura de los “malvados pastores de Israel” presenta a al Dios de Jesús como “buen pastor”.

“Jesús se identifica no sólo con el rey-pastor, sino también con la oveja perdida, es decir, con el más pequeño y necesitado de sus hermanos y hermanas”, apuntó. “Así indica el criterio del juicio: se tomará en base al amor concreto dado o negado a estas personas, porque él mismo, el juez, está presente en cada una de ellas”, señala. “Seremos juzgados por el amor. No por el sentimiento, no: sino en las obras, en la compasión que se convierte en cercanía y ayuda solidaria”, añadió.

“El Señor, al final del mundo, revisará su rebaño, y lo hará no sólo del lado del pastor, sino también del lado de las ovejas, con las que se ha identificado. Y preguntará: “¿Eras un pastor como yo?’”, interpela. “Esta es la pregunta que el Evangelio ya pone en nuestros corazones hoy, como criterio de juicio”, prosiguió Bergoglio. “Esa vez que estuve en problemas, ¿pudiste perder un poco de tiempo cuidando de mí? ¿Fuiste capaz, con mi gracia, de salir un poco de ti mismo para darte cuenta de que yo estaba necesitado? ¿Se ablandó tu corazón ante mis heridas, mi soledad, mi incomodidad?”, interpeló.

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