El obispado de Barbastro, “quemado” con el de Lleida a cuenta de los bienes de la franja

Museo diocesano de Barbastro

Un conflicto que parecía que había llegado a su final, pero no… El obispado de Lleida ha presentado un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Huesca a la sentencia del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción n.º 1 de Barbastro que ordenó, el 10 de diciembre de 2019, la inmediata devolución de 111 obras de arte a las 43 parroquias aragonesas que son sus legítimas propietarias. Y es que el obispo de Lleida, Salvador Giménez, ha alegado que no era libre cuando reconoció la propiedad aragonesa de los denominados bienes de la franja.



La apelación de Giménez invoca a la “obediencia debida” al Vaticano para justificar que reconoció en varias ocasiones que las obras de arte eran propiedad de las parroquias aragonesas. Sin embargo, no les da valor ahora en la vía civil y lo razona en un escrito de 930 páginas.

“Con sorpresa y pesadumbre he conocido las alegaciones”, ha dicho en un contundente comunicado el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo. En clara referencia a la falta de libertad que alega Giménez, el prelado afirma que “en la Iglesia he encontrado siempre una institución libre y abierta, por eso me causa una enorme tristeza que la diócesis de Lérida, tras haber reconocido en varias ocasiones la propiedad aragonesa de los bienes, alegue ahora falta de libertad”.

“Cuestión de dignidad”

“El pueblo de Dios que peregrina en esta humilde diócesis de Barbastro-Monzón está desconcertado y dolido con este tema. La gente no concibe este despropósito y me lo hace llegar constantemente. Está muy quemada, pues son 25 años de espera, en los que tanto la justicia eclesiástica como la civil ha dictaminado que esos bienes deben volver a las parroquias aragonesas”, explica Pérez Pueyo.

Asimismo, reconoce que, “como pastor, trato de apaciguar para que reine la comunión, pues todos somos Iglesia, y mi único deseo, como tantas veces he dicho, es tender puentes también con nuestros vecinos y hermanos. Pero cada vez resulta más difícil. Es tan grande y creciente el ‘escándalo’, en palabras de muchos católicos, que la situación se torna insostenible”.

“La Justicia ha hablado, una vez más. Solo espero que la otra parte recapacite, con respeto, y cierre este doloroso capítulo, para no seguir ahondando en la humillación y ultraje de quienes solo están reclamando lo que es suyo”, señala. “Es cuestión de dignidad y justicia”, asevera.

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