El obispo de Cádiz y Ceuta avisa: “Todos somos migrantes en la vida”

Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta

El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, estrena carta pastoral para el nuevo curso tendiendo la mano a los migrantes. “Nuestra diócesis conoce de cerca a estos necesitados y se solidariza con su sufrimiento, sin olvidar que todos somos migrantes en la vida”, recoge el prelado recordando que el papa Francisco ha añadido tres invocaciones a las Letanías Lauretanas: ‘Madre de la Misericordia’, ‘Madre de la Esperanza’ y ‘Consuelo de los Migrantes’, que nacen de los “desafíos de la vida que tienen una fuerte conexión con los momentos actuales de la Iglesia y la humanidad.



“¿Cambiará el mundo después de la epidemia? Nada cambiará a no ser que lo cambiemos nosotros”. Así lo expresa en su misiva, que comienza señalando cómo “el coronavirus sigue causando heridas profundas y desenmascarando nuestras vulnerabilidades”, al mismo tiempo que “la crisis ha restablecido, aunque sea fugazmente, el interés por la verdad. Hemos tenido que mirar de frente a la muerte, salir de la fantasía de una vida de apariencias donde no se piensa y se vive atolondradamente recurriendo a tópicos”.

Zornoza hace un llamamiento a “a hacer nuestra parte y asumir las cargas de manera compartida más allá de la resignación o la nostalgia, aportar lo mejor de nosotros mismos para mejorar la situación en favor del bien común”. Asimismo, expresa su agradecimiento a las parroquias y las Cáritas por “su dedicación, su entrega, su actividad, su vocación, su presencia en momentos tan complicados, de manera callada y discreta, con un testimonio sencillo y alegre, con imaginación, siendo cauce del amor de Dios y vehículo de la presencia de Dios en los sacramentos, llevando la Cruz y viviendo la caridad”.

“La pandemia ha servido a muchos para valorar cosas que antes pasaban inadvertidas, a disfrutar de las oportunidades que nos ofrece el Señor cada día”, continúa el mitrado en su carta. Así, destaca que este tiempo nos ha permitido “redescubrir” el agradecimiento. “Experimentar nuestra debilidad nos lleva a la humildad y a agradecer el bien desinteresado que recibimos. Cultivemos la gratuidad. La pandemia ha servido a muchos para valorar cosas que antes pasaban inadvertidas, a disfrutar de las oportunidades que nos ofrece el Señor cada día”, recalca.

Pide estar “pendientes de los necesitados”

Por otro lado, Zornoza reitera la disposición de la Iglesia “de seguir junto a los enfermos, facilitarles la unción, rezar con unos y con otros, haciendo lo posible por llegar a todos los lugares. La Iglesia no está ausente, está en su sitio, con los más necesitados, con todos, pues todos necesitamos a Dios”. Además, a todos los fieles, les pide ser “cristianos especialmente espirituales, sensibles, conscientes y libres”.

Para el nuevo e incierto curso pastoral que ahora comienza, el prelado anima a “estar preparados tanto para ofrecer como para acoger estos modos nuevos de hacer pastoral si las circunstancias así lo demandaran. Invito, por tanto, a todos los responsables de la pastoral –tanto sacerdotes como laicos o consagrados—, a disponer cuanto sea necesario para que la comunidad cristiana pueda ser atendida con generosidad en este posible escenario”.

Por su parte, también lanza una petición a todos los cristianos: “Hablar al corazón de los hombres de hoy, con obras y palabras, para poder abrirse al Misterio. Debemos esforzarnos por convertir las parroquias en lugares de encuentro y fraternidad, y vivir una solidaridad cristiana que nos hace corresponsables unos de otros, acompañando a cada cual en su situación y necesidad. Precisamente por eso han de ser escuelas de oración que posibiliten el encuentro con Cristo desarrollando la vida espiritual de los fieles, tanto en la piedad personal como en la oración comunitaria”.

Al mismo tiempo, les reclama estar “pendientes de los necesitados presentes y futuros, con especial atención a Cáritas, donde la Iglesia diocesana se desvive por cuentos necesitan nuestra ayuda”.

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