El aviso de los obispos españoles sobre la ley de eutanasia: “No hay enfermos ‘incuidables’, aunque sean incurables”

La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española lamenta que el Congreso de los Diputados haya decidido seguir adelante con la tramitación de la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia. “Es una mala noticia, pues la vida humana no es un bien a disposición de nadie”, indican los obispos en una reflexión publicada hoy, que lleva por título ‘No hay enfermos incuidables, aunque sean incurables’.



“Lo propio de la medicina es curar, pero también cuidar, aliviar y consolar sobre todo al final de esta vida. La medicina paliativa se propone humanizar el proceso de la muerte y acompañar hasta el final. Abogamos, pues, por una adecuada legislación de los cuidados paliativos que responda a las necesidades actuales que no están plenamente atendidas. La fragilidad que estamos experimentando durante este tiempo constituye una oportunidad para reflexionar sobre el significado de la vida, el cuidado fraterno y el sentido del sufrimiento y de la muerte”, afirman.

El Episcopado considera que “este grave asunto pone en cuestión la dignidad de la vida humana”. De hecho, afirman que los argumentos de quienes desean favorecer la eutanasia y el suicidio asistido, ponen “en evidencia su inconsistencia al partir de premisas ideológicas más que de la realidad de los enfermos en situación terminal”.

Para los prelados, “insistir en ‘el derecho eutanasia’ es propio de una visión individualista y reduccionista del ser humano y de una libertad desvinculada de la responsabilidad. Se afirma una radical autonomía individual y, al mismo tiempo, se reclama una intervención ‘compasiva’ de la sociedad a través de la medicina, originándose una incoherencia antropológica”. Por un lado, “se niega la dimensión social del ser humano, ‘diciendo mi vida es mía y solo mía y me la puedo quitar'” y, por otro lado, “se pide que sea otro –la sociedad organizada– quien legitime la decisión o la sustituya y elimine el sufrimiento o el sinsentido, eliminando la vida”, explican.

“La muerte no es la salida”

Sobre el suicidio, “creciente entre nosotros”, reconocen que se necesita “una reflexión y prácticas sociales y sanitarias de prevención y cuidado oportuno”. Y añaden: “La legalización de formas de suicidio asistido no ayudará a la hora de insistir a quienes están tentados por el suicidio que la muerte no es la salida adecuada. La ley, que tiene una función de propuesta general de criterios éticos, no puede proponer la muerte como solución a los problemas”.

“Una sociedad no puede pensar en la eliminación total del sufrimiento y, cuando no lo consigue, proponer salir del escenario de la vida; por el contrario, ha de acompañar, paliar y ayudar a vivir ese sufrimiento. No se entiende la propuesta de una ley para poner en manos de otros, especialmente de los médicos, el poder quitar la vida de los enfermos”, agregan.

Por último, los obispos indican que “el sí a la dignidad de la persona, más aún en sus momentos de mayor indefensión y fragilidad, nos obliga a oponernos a esta ley que, en nombre de una presunta muerte digna, niega en su raíz la dignidad de toda vida humana”.

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