Javier de la Torre confirma que en los países con mayor flexibilidad para la eutanasia se deterioran los cuidados paliativos

  • El presidente del Comité de Ética de la Universidad Pontificia Comillas participa en las XXII Jornadas Agustinianas: ‘Eutanasia ¿desafío a la vida?’
  • El profesor ha evidenciado los flecos que deja la propuesta hecha por el PSOE en el Congreso

Francisco Javier de la Torre Díaz, presidente del Comité de Ética de la Universidad Pontificia Comillas, ha analizado las “implicaciones jurídico-políticas” de la eutanasia dentro de las XXII Jornadas Agustinianas: ‘Eutanasia ¿desafío a la vida?’. Una cita celebrada el pasado 7 de marzo en el Colegio Mayor San Agustín de Madrid.



Una sociedad evenjecida

Para el profesor el nuevo debate en torno a la eutanasia se da en un nuevo contexto social, con una sociedad “envejecida” en la que aumenta no solo la esperanza de vida sino los años en los que son necesarios los cuidados de larga duración. Una sociedad tecnológica en la que la medicina ha evolucionado tanto que surge la pregunta “si todo lo que es posible hacerse para alargar la vida se puede hacer”. Surge entonces la decisión sobre la “limitación del esfuerzo terapéutico” para evitar “alargar penosamente la existencia”.

En este ambiente surge la pregunta por la eutanasia, que “no es desconexión de un respirador, rechazo de hemodiálisis, de un tratamiento oncológico, alimentación artificial…” Por, “muy poco gente tiene claro que es la eutanasia”, añadió. Para el catedrático “es la práctica de un profesional sanitario libre, consciente y deliberada, a petición de un enfermo de manera expresa, con una enfermedad terminal, irreversible o crónica que experimenta sufrimiento que él considera ‘insoportable’, y pide al médico ayuda para morir y este se la concede”. Y esto es un “gran consenso” en este país, lo que implica un rechazo a los tratamientos inútiles o desproporcionados, el uso de la sedación, derecho a saber, dejar morir en paz…

El mapa de la eutanasia

En un repaso a algunas situaciones, el moralista se refirió al aumento de casos Oregón donde está aprobado el “suicidio medicamente asistido en enfermos terminales”, en Holanda se realizan la mitad de las muertes por eutanasia en el mundo, en Bélgica “se han multiplicado por 10 el número de casos en los últimos 15 años” lo que ha implicado que se ha deteriorado la atención con cuidados paliativos que han quedado reducidos a “preparación para la eutanasia”…

También refirió el caso de Suiza, que es el único país que legitima el “suicidio asistido”, está despenalizado “el suicidio por motivos egoístas” sin motivos exonómicos, por ello se han desarrollado las asociaciones para ayudar a morir. Además, cualquier extranjero puede ir allí a solicitar el suicidio.

En lugares como Colombia está aprobado suicido asistido y eutanasia –único país de América Latina–, en Canadá para mayores de edad y capaces, en el estado de Victoria para enfermos terminales. En los últimos meses algunos tribunales de Italia y Alemania  han despenalizado el suicidio asistido en determinados casos. También Portugal ha aprobado 5 proyectos de ley al respecto.

Falta de consenso 

Respecto al caso español, este tema se estudió en el Senado entre 1998 y 2000 y se estimó que no había que cambiar la legislación en defensa de los más desprotegidos. “Se logró hablar más allá de interesas de partidos o lobbies”, señaló. El cambio de mentalidad se debe a encuetas con un determinado enfoque de la pregunta, el cambio de sensibilidad ante situaciones de cansancio o dependencia y algunos casos famosos.

Ahora mismo, entre los partidos políticos “no hay consenso, hay disenso” con una propuesta del PSOE para enfermos graves y crónicos con algunos “temas problemáticos”. Entre estos los casos excepcionales como la pérdida de capacidad donde se puede aplicar sin el control médico requerido. También el valor que le da, sin matizar, a un documento de últimas voluntades para las personas en situación de incapacidad.

Por ello, de la Torre ha hecho una llamada al consenso y a clarificar si es posible realizar una regulación “solo para los casos excepcionales” ya que la realidad ha mostrado que se amplía el proceso sin consentimiento o ampliando a casos fuera de la ley. Es lo que ha llamado “pendiente revaladiza”. Por ello, ha reivindicado la mejor atención a los enfermos como compromiso de la sociedad más allá de las causas sociales, económicas o políticas que hay detrás del derecho de morir.

La situación obliga, además, a una reflexión sobre los cuidados paliativos, en torno a los que hay un “cinismo social” según expresión de Diego Gracia. Hay que buscar alternativas como  ayudas, investigación sobre el dolor, cuidados paliativos, formar en medios para afrontar la muerte…

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