Re-vuelta al cole: con la incertidumbre en la mochila

“La vuelta al cole es segura. Es evidente que el riesgo cero en la epidemia no existe, pero hay otro riesgo que debemos evitar: la exclusión social por no volver al colegio. Hemos trabajado con la comunidad educativa para que el regreso a las aulas se haga con todas las garantías”. Con estas palabras se expresaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su perfil de Twitter sobre la “re-vuelta” a las aulas en el septiembre más extraño.



Volver, sí, pero con seguridad. Esta es la máxima de toda la comunidad educativa. Por eso, el pasado 27 de agosto, la última reunión entre las comunidades autónomas y el Gobierno trató de actualizar el plan para un inicio de curso presencial ya divulgado en junio, dejando 23 medidas y cinco recomendaciones, entre las que destacan la obligatoriedad de la mascarillas a los mayores de 6 años o el nombramiento de un agente COVID en cada centro. Junto a la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, estuvieron ante los consejeros de Sanidad y Educación autonómicos el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias.

La titular de la cartera de Educación además compareció el 31 de agosto en la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados para exponer el protocolo que “garantiza la seguridad de las personas y la continuidad de los aprendizajes”.

Protocolos

En la Conferencia Sectorial del pasado 11 de junio se adoptó prácticamente por unanimidad (con la excepción de Madrid y el País Vasco) un documento de 14 puntos que recogía acuerdos educativos presentados por el Ministerio y que sentaba las bases comunes de la organización del curso escolar 2020-21 en todo el país. Entre estos puntos, figuraba que el inicio se realizaría en las fechas habituales de septiembre, la actividad lectiva presencial como principio general, la continuidad de los servicios de comedor y de transporte escolar, y reducir los efectos de la brecha digital, entre otros.

Por su parte, también se facilitó a las Comunidades una Guía de prevención, higiene y promoción de la salud frente al COVID-19 para centros educativos en el curso 2020-21, elaborada junto al Ministerio de Sanidad, para que cada autonomía elaborara su propio plan. Entre sus principios básicos están la limitación de los contactos, el mantenimiento de una distancia de seguridad de 1,5 metros o la creación de grupos estables de convivencia, la higiene de manos y la ventilación frecuente.

La Universidad también vuelve, y lo hace con medidas muy similares a las acordadas por el Ministerio de Educación. Así lo dio a conocer el 1 de septiembre la comisión delegada de la Conferencia General de Política Universitaria, con presencia de todas las comunidades autónomas, que presentó los últimos ajustes en los protocolos que se deben implementar en las universidades este inicio de curso con la actualización del documento marco de recomendaciones sanitarias y educativas elaborado en junio por Universidades y Sanidad.

Vuelta a la rutina

Un total de 10,5 millones de alumnos, desde Infantil a la Universidad, regresarán a lo largo del mes a ver a sus profesores después de seis meses sin presencialidad en los centros docentes. Entre ellos, casi dos millones lo harán en colegios y universidades católicas. ¿Cómo afrontan el regreso desde los centros católicos? José María Alvira, secretario general de Escuelas Católicas hasta el pasado 1 de septiembre, considera que las medidas acordadas por Sanidad y Educación son “razonables”.

Y lo explica: “Nos parece bien que se vuelva a clase de forma presencial. Creemos que los niños y jóvenes lo necesitan, pero deben guardarse las medidas sanitarias. Lo mejor es volver, pero si las condiciones nos dicen que hay que ir para atrás, retrocedemos. La educación en edades más tempranas debe ser presencial, si hay que recurrir a la tele docencia, al menos los colegios están ahora más preparados. En marzo se improvisó y ahora se haría mejor”. Por eso, opta por enviar un mensaje de tranquilidad a las familias y a la comunidad educativa, porque “los colegios ya están preparados y harán todo lo posible para cumplir las medidas sanitarias. Evidentemente, algunos están todavía inquietos buscando solucionar los últimos problemas, pero todos están tratando de hacerlo lo mejor posible”.

El religioso marianista, que ha prestado servicio durante los últimos ocho años a todos los centros concertados, ve vital que tanto el Ministerio de Educación como las 17 consejerías de Educación “escuchen a todos los sectores educativos: a la escuela pública, a la concertada y, en particular, a la católica. Que miren y valoren el esfuerzo que se ha hecho en los meses pasados y el que se continúa haciendo, que se cuente con nosotros y en todos los sentidos: escuchar nuestra opinión y apoyar económicamente cuando haga falta”. En su opinión, “todos los agentes involucrados en la educación debemos enfrentar la situación de forma positiva, esforzándonos para alcanzar la mayor normalidad posible siendo prudentes”. “Todos tenemos que aportar algo para que esto funcione, sobre todo por el bien de los alumnos”, remarca.

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