Andreu Oliva, rector de la UCA: “El Salvador ha negado justicia a sus mártires”

Jesuita, rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de El Salvador

Desde la distancia, en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de El Salvador, se está siguiendo el juicio a uno de los presuntos responsables intelectuales de la muerte de Ignacio Ellacuría y sus compañeros. El jesuita Andreu Oliva es el actual rector de la institución donde se produjo la masacre en 1989.



PREGUNTA.- ¿Qué supone este juicio frente al celebrado en El Salvador antes de la amnistía?

RESPUESTA.- Hay diferencias, tanto por los imputados como por la forma de realizarse. El juicio celebrado en El Salvador en 1991 fue a los autores materiales. Fue fraudulento, sin las debidas garantías procesales ni para los imputados ni para las víctimas. El de la Audiencia Nacional es contra los autores intelectuales, los más altos cargos de la Fuerza Armada salvadoreña. Aunque esta vez solo hay un imputado, ya que El Salvador negó la extradición de los inculpados que residían en el país. En El Salvador se ha negado la justicia y se recurre a España para que, siguiendo el principio de Justicia Universal, juzgue a los inculpados en el crimen.

P.- La Compañía y las familias no han sentido que se haya hecho justicia. ¿Será posible ahora?

R.- Se está realizando siguiendo todos los procedimientos de un juicio justo y con las debidas garantías. Hubo un largo proceso de instrucción, recabando las pruebas necesarias sobre la culpabilidad de los imputados. La fiscalía y los abogados de las víctimas han tenido acceso a la información y han trabajado con toda libertad. También los imputados han podido defenderse. Es muy importante que sea la comunidad universal la que retome la responsabilidad de juzgar un crimen de lesa humanidad y de guerra que no ha sido debidamente juzgado en el país donde se cometió.

P.- Uno de los testigos clave es Yusshy Mendoza. ¿Cuál ha sido su papel de colaboración en los últimos años?

R.- Yusshy Mendoza fue juzgado y condenado en El Salvador. Fue puesto en libertad en 1993 por la amnistía y emigró a otro país. Ello le permitió colaborar con la justicia. Como participante, tiene información de cómo sucedieron las cosas y tomó la decisión de poner a disposición de los jueces todo lo que él sabe. Su testimonio es, pues, muy importante porque ha tomado conciencia de que se ha cometido un crimen en el que ha participado por estricta obediencia militar, y quiere contribuir a esclarecer la verdad y a que haya justicia.

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