La Iglesia chilena pone en marcha la solidaridad ante el coronavirus

“Se comienza a ver gente que tiene hambre porque no pueden trabajar, porque no tienen un trabajo fijo y por muchas circunstancias. Ya estamos empezando a ver el ‘después’, que vendrá más tarde, pero comienza ahora. Rezamos por las familias que empiezan a sentir la necesidad debido a la pandemia”, dijo el Papa Francisco en la intención de oración al inicio de la Misa en directo desde la capilla de la Casa Santa Marta, hoy sábado.



Esta intención del Papa es compartida por varios obispos en Chile ante la dura situación que viven, con más fuerza, los más vulnerables. La información oficial dice que, en el país, al sábado 28 de marzo hay 1.909 personas contaminadas y 6 fallecidas a consecuencia de la peste. Además 9 comunas, 7 en Santiago y 2 en La Araucanía, han sido declaradas en cuarentena obligada, lo que representa el 10% de la población del país y corresponden a las que tienen mayor número de personas contagiadas.

Mejorar las medidas de barrera

En la arquidiócesis de Concepción, el Liceo La Asunción realizó ayer la entrega de alimentos entregados por el programa de alimentación escolar del Gobierno, a sus alumnos.

La trabajadora social del Liceo, Yoselin Iturrieta Yáñez, dijo que “el procedimiento ha sido ordenado, los apoderados han respetado los horarios establecidos. Partimos con un poco de miedo por la contingencia sanitaria actual y la alta demanda de los insumos, pensamos que se iba a reunir mucha gente, pero la comunidad educativa ha mostrado mucho respeto”.

En la misma arquidiócesis, un matrimonio misionero francés se unió a un taller de ornamentos litúrgicos para confeccionar mascarillas de prevención del virus.

Sylvianne y Stephane Adloff, matrimonio misionero en Concepción, comentaron que ante la alta demanda de mascarillas y disponiendo ellos de máquina de coser y tela, decidieron producirlas para sus vecinos. “No son mascarillas médicas, dice Sylvianne, pero permiten mejorar las medidas de barrera, respetar mejor la distancia entre las personas, evitar llevar las manos a la boca y para que los enfermos no contaminen a otros, al toser o estornudar, porque retienen los virus, por lo tanto, son muy útiles”.

Llevaron la idea al arzobispo Fernando Chomalí quien les invitó a aliarse con el taller de ropa litúrgica de la comunidad “Mar Adentro”, y comprometió recursos para comprar las materias primas”. La producción ha sido tan exitosa que esperan llegar a abastecer al Hospital Regional con 500 mascarillas por semana.

Compartir un plato de comida

En Arica, el obispo Moisés Atisha ha hecho una invitación a toda la diócesis “a que podamos ser generosos y al preparar nuestro almuerzo, pudiésemos preparar un plato más, para ese Jesús que pasa delante de nuestra puerta, que vive en situación de calle y del que nadie quizás en estos días, ha pensado o ha podido hacer cargo, sobre todo cuando los comedores nuestros no han podido funcionar con normalidad debido a la situación de salud difícil que estamos pasando”. Ya se empiezan a ver, en la puerta de muchas viviendas, un letrero que anuncia la oferta de un plato de comida.

También en la diócesis de Los Ángeles más de 60 personas en situación de calle siguen recibiendo su almuerzo diario gracias a la labor liderada por el Obispado y el apoyo de laicos de la Pastoral Social. Aunque el comedor solidario no está abierto, los alimentos se entregan en bandejas individuales en la puerta del recinto, debido a las precauciones necesarias para evitar la difusión del virus, manteniendo esta ayuda porque para muchos de los beneficiarios se trata de la única comida del día.

En la parroquia San Saturnino, en Santiago Centro, «es urgente atender a las personas en situación de calle ante el desarrollo de la crisis sanitaria que enfrenta el país», dijo en conversación exclusiva con Kairós News, su párroco Álvaro Chordi y la laica encargada de comunicaciones Giselle Vargas. Ellos denunciaron el «abandono e invisibilidad» de la gente que actualmente vive en las calles del barrio, las que según sus propias estimaciones son más de un centenar. «No disponen de casa en la que quedarse, agua y jabón para lavarse, comida con la que alimentarse ni mascarilla con la que proteger a otros y protegerse de otros», indicó el cura párroco.

«En estos días, agregó Chordi, seis voluntarios de la parroquia hemos debido entrar en cuarentena porque estuvimos en contacto con personas contagiadas durante los funerales del padre Mariano Puga». Y añade: «han sido los dirigentes sociales del barrio, pertenecientes a la Asamblea Autoconvocada por el estallido social, quienes han salido a atender a la gente de la calle, supliéndonos».

También el Hogar de Cristo, obra social de los jesuitas fundada por san Alberto Hurtado, pidió al Gobierno apoyo para adquirir material de apoyo que les permita atender a 4.500 personas en riesgo social en Chile, según informó Paulo Egeneu, su director social nacional.

Añadió que la mayoría de las personas a las que atienden corresponde a población crítica frente al coronavirus: adultos mayores, hombres y mujeres con discapacidad mental, personas en situación de calle, condiciones que los vuelven particularmente sensibles al contagio y al peligro inminente de enfermar y morir, “dado que actualmente no contamos con los materiales de protección e higiene necesarios, como mascarillas, guantes, alcohol gel, entre otros” y ya no es posible comprarlos en el mercado nacional.

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