Leopoldo Durán, el cura que ayudó a creer a Graham Greene

graham-greene-leopoldo-duran sacerdote gallego

Entre 1976 y 1989, el escritor Graham Greene hizo un total de quince viajes por España y Portugal, siempre acompañado por un amigo y sacerdote español, Leopoldo Durán Justo (Penedo de Avión, Orense, 1917-Vigo, 2008). “La amistad y los viajes con Durán sí que ayudaron a Greene a apuntalar su vivencia de la fe cristiana o, al menos, a seguir replanteándose su fe –explica el profesor Carlos Villar Flor–. No digo que Durán fuera un mentor incuestionable ni mucho menos, porque Greene era un hombre de una personalidad muy fuerte, difícil y que tenía la duda siempre presente en todo, pero está claro que esas conversaciones que tuvieron y que se prolongaron durante mucho tiempo dieron algún fruto. Los amigos íntimos de Greene siempre han destacado que sí, que contribuyó a avivar su fe. Esa fe que a veces era un poco oscilante”.



Carlos Flor Villar reconstruye esa amistad y esas travesías con extraordinario detalle en Viajes con mi cura. Las andanzas de Graham Greene por España y Portugal (Universidad de La Rioja y Editorial Comares). “La historia se remonta a 1964, e incluso un poco antes. Leopoldo Durán era un sacerdote vicenciano, aunque luego abandonó la orden en los años 50. Y se convirtió, en torno a 1958, en sacerdote secular vinculado a la Diócesis de Astorga –explica Carlos Flor a Vida Nueva–. Él pensó que podría ser interesante aplicar sus conocimientos de teología al análisis de la literatura de Greene, que por aquella época se consideraba como el gran autor católico inglés. Y pidió la dispensa al obispo Antonio Briva para dedicarse exclusivamente a labores académicas”.

Una tesis sobre el escritor inglés

Esa peripecia académica le condujo a conocer personalmente al propio escritor. “Quiso hacer una tesis sobre el problema del pecado en la novela de Graham Greene, que luego evolucionó y pasó a ser sobre el papel del sacerdote en su obra. Hizo la tesis en la Complutense y también otra, muy parecida, en el King’s College de Londres”, manifiesta Flor Villar. “A partir de 1964 empezó a escribir cartas que Greene contestaba educadamente –continúa–. Pero tampoco es que en esta fase estableciera una relación de amistad; esta vino a partir del año 75, cuando después de once años de relación epistolar, Greene y Durán por fin se vieron en Londres, en el Hotel Ritz. Quedaron para comer juntos y congeniaron muy bien”.

El traductor, escritor y profesor de la Universidad de La Rioja ha dedicado seis años a investigar y escribir la relación entre ambos. Por eso afirma: “Este libro es un libro de viajes, de historias, pero también de personajes, de Greene y el propio Durán”. Por medio, la fe. “Greene era un hombre de mundo, un autor muy afamado, eterno candidato al Nobel, y tenía una vida un tanto azarosa. Aunque seguía siendo católico, en los últimos años de su vida su catolicismo no era, podemos decir, totalmente ortodoxo –añade–. Tenía varias amantes, aunque seguía con su mujer, de la que nunca se había divorciado. No era precisamente un ejemplo de vida católica. Y, por otro lado, Durán, un sacerdote bastante conservador y con poco mundo. Eran dos personalidades muy diferentes, pero se entendieron extraordinariamente”.

Lea más:
Noticias relacionadas
Compartir