El centro formativo diocesano Otxarkoaga, con su programa de primera acogida, es el único centro de Euskadi que ofrece a los menores migrantes no acompañados (MENAS) un lugar en el que, además de adquirir competencias educativas, pueden recibir ayuda para realizar los trámites burocráticos que necesitan, así como personas dispuestas a acompañarles en su proceso de inserción.
La experiencia de este centro, junto a la de otras entidades, se ha dado a conocer hoy, 27 de febrero, en la segunda sesión del ciclo ‘Migrantes e Iglesia’ que organiza la Iglesia de Bizkaia. Amaia Muñoz, profesora y coordinadora del programa de Primera Acogida Educativa para MENAS, explica que el centro recibe a jóvenes entre 12 y 16 años que, por lo general “no saben hablar castellano”. Por este motivo resulta fundamental contar con mediadores que conozcan su idioma y cultura.
“El refuerzo lingüístico y la compresión oral son las primeras competencias que reciben”, apunta Muñoz. En estos primeros momentos tienen también la oportunidad de estudiar matemática e informática, así como de participar en los talleres que oferta el centro educativo. “De esta manera, van escogiendo los estudios que más les gustan o en los que más competentes se sienten”, apunta.
Disponer de un hogar
La mayoría de los jóvenes a los que atienden han huido de sus hogares buscando un futuro mejor. Al llegar a España, encuentran unas instituciones que les ofrecen un hogar de acogida y un apoyo socio-educativo hasta que cumplen la mayoría de edad, momento en el que pierden la cobertura social.
“El año pasado, un grupo de profesores, comenzamos a lavarles la ropa, a darles el desayuno… pero eran soluciones parciales”, señala. Hace unos meses, intentando suplir esta necesidad “hemos podido habilitar un piso en el barrio, con la participación de Cáritas, para que estos jóvenes que se quedan en la calle puedan seguir estudiando y dispongan de un hogar”.
