La Cuaresma de Justicia y Paz: por el bien común de los océanos

  • Una acción concertada de la comisión para Europa propone actuaciones internacionales y personales de conversión ecológica
  • “Cada miembro de la Iglesia debe asumir conscientemente la responsabilidad de manera proactiva en defensa de los océanos”, reclaman

El tiempo de la Cuaresma no está destinado al ensimismamiento personal sino que la conversión que Jesús pide reclama también un compromiso transformador. Por ello, la Comisión General de Justicia y Paz ha lanzado en este tiempo litúrgico una acción concertada para Europa pensando en el bien común de los océanos.



En sintonía con la intención de oración del papa Francisco para el pasado mes de septiembre de 2019 por la protección de los océanos, la comisión denuncia que el equilibrio del ecosistema terrestre – el 70% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua– “se ve cada vez más amenazado por la actividad humana”. En este último siglo, advierten, “se han vertido a los océanos volúmenes incalculables de residuos” y “cada año, unos 8 millones de toneladas de plástico son desechados al mar”.

Un problema humanitario

Además está el problema de la acumulación de plástico, la contaminación, la sobrepesca… que hacen que la situación de los océanos sea un “problema humanitario” que exige “la necesidad de realizar acciones concretas para proteger nuestros océanos nunca ha sido tan inminente”, pensando también en los trabajadores del mar o en los migrantes que pierden sus vidas.

Por ello, la cuaresma es un tiempo oportuno para una conversión ecológica en cinco ámbitos: la incidencia en las políticas internacionales, los compromisos de la Comisión Europea y los gobiernos de los países de la Unión, la Iglesia local, las familias y cada persona.

“Instamos a que las personas que tienen un cargo de responsabilidad dentro de la Iglesia mantengan su interés en el tema y den un buen ejemplo a las personas confiadas a su cuidado” reclaman, a través de la implantación de buenas prácticas y auditorías al respecto. “Animamos a las comunidades a ser proactivas y a hacer el esfuerzo de adoptar medidas para asegurar un buen cuidado de los océanos”, indican. “Para ser plenamente fiel a la iniciativa de Dios de cuidar los dones de la Creación, cada miembro de la Iglesia debe asumir conscientemente la responsabilidad de cumplir con las normas y usar nuestra imaginación e ingenio de manera proactiva en defensa de los océanos”, concluyen.

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