Carlos María Galli: “Francisco es el principio del fin del eurocentrismo eclesial”

  • El decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina clausura en Madrid la Semana de Teología Pastoral
  • “Bergoglio está poniendo en marcha procesos que sean irreversibles”, señaló en el Instituto Superior de Pastoral

Carlos María Galli

Para Carlos María Galli, “el Pontificado del Papa Francisco es el principio del fin del eurocentrismo eclesial”. El decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Argentina (UCA) clausuró esta tarde la XXXI Semana de Teología Pastoral organizada por el Instituto Superior de Pastoral en torno al tema ‘La fe perpleja ante la cultura actual’. En primera fila, le escuchaba el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que cerró este foro acompañado del director del centro de pensamiento eclesial, Antonio Ávila.



El teólogo argentino está convencido de que, después de Jorge Mario Bergoglio, llegarán pontífices de otros continentes y latitudes. Así, advirtió de que el liderazgo actual del Papa argentino “no debe dar pie para un latinoamericano centrismo”. “No podemos pasar de un centrismo a otro centrismo, porque la Iglesia es una y múltiple”, expresó, a la vez que subrayó que la Iglesia “tiene un centro que debe presidir en el amor que es Roma”.

“La Iglesia vive hoy una crisis de credibilidad por sus tramas y traumas instituciones”, constató, a la par que dejó caer que “muchas veces al confundir a Dios con sus obras, colaboramos en la dificultad de creer en Dios”. En este sentido, condenó el planteamiento de “cierta teología autoritaria” y su particular concepción eclesial.

Esperanza en el futuro

“Ninguno de nosotros es futurólogo, pero nos guiamos por la esperanza en un futuro mejor”, reflexionó además Galli. “La Iglesia contemporánea ha vivido un proceso de renovación hacia la alegría”, valoró Galli, que destacó cómo esta impronta se impulsa con Juan XXIII y cómo a partir de ahí, todos los papas posteriores han seguido esta línea. Francisco ha recogido este testigo para centrarse “en la alegría de evangelizar”. “Es claramente sello de este Pontificado”, remarcó.

Además, el investigador puso en valor la apuesta de Francisco por la sinodalidad en tanto que “toda la Iglesia es sujeto y todos en la Iglesia somos sujeto”.“La Iglesia no es una democracia en el sentido de ideologías parlamentaristas, pero tampoco es una monarqúía”, añadió.

“Por eso no tengo miedo a que los procesos sinodales devengan a prácticas democráticas sino a que no se tome en serio o que piensen que después de Francisco todo va a volver a ser como antes”, verbalizó. En este sentido, destacó que “Francisco cree en los procesos y quiere que sean irreversibles. Pongo un ejemplo menor: que los cardenales no sean de las grandes diócesis de los países ricos del mundo

“Tenemos que seguir asumiendo el riesgo y la humildad de la experiencia de creer”, animó el decano, que recordó que “la fe no debilita la razón, sino que la potencia: la fe fecunda la razón  y la razón fecunda la fe”.  “Hace falta acercarse a la realidad con la mirada del Buen Pastor, que no busca juzgar sino tan solo amar”, añadió.

Pastor misionero

“Francisco es un pastor misionero”, subrayó uno de los máximos conocedores del pensamiento de Bergoglio sobre el sucesor de Pedro, pero hizo hincapié en su trayectoria no tan conocida como docente de teología pastoral, especialista en el Documento de Pueblo así como del magisterio de Pablo VI, en especial de Evangelii Nuntiandi. “A veces se valora si eres un verdadero teólogo si has impartido teología sistemática, ignorando el valor de la teología pastoral que Francisco tiene”, apostilló.

En este sentido presentó como la encíclica programática de Francisco, Evangelii Gaudium, no es sino “una versión actualizada entre Evangelii Nuntiandi y el Documento de Aparecida”. Por eso, destacó como significativo que “el primer Papa latinoamericano haya canonizado al primer Papa que vino a América Latina”.

Redescubrir las mediaciones

“Tenemos que redescubrir las mediaciones humanas que prolongan la humanidad de Cristo”, señaló, con el convencimiento de que “Dios vive en la ciudad, en el testimonio  cotidiano de la gente”. Por eso, animó a los presentes a saber redescubrir y contagiar “la alegría de los cristianos”.

En este sentido, reivindicó el valor que el Papa le da a la piedad popular, en tantas procesiones y en tantas peregrinaciones. “La imaginería latina es heredera de la imaginería española barroca. Son Cristos sufridos, pero no Cristos angustiados ni desesperados, porque están atravesados con los rayos dorados. Es la gloria de Dios en el Cristo Crucificado”.

Desde ahí, puso en valor “la fe de las madres que pierden a un hijo en América Latina o las esperanzas que se derraman en la vela de un hogar, aunque no sepan hilvanar las proposiciones del credo”.

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