Cristianos Socialistas: “La Iglesia puede ser referente para bajar la crispación social”

  • “Los obispos no deberían sumarse al griterío”, reclama el coordinador federal
  • Para Juan Carlos González, “el mayor miedo que puede tener la Iglesia es a la indiferencia”

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El coordinador federal de Cristianos Socialistas está convencido de que la Iglesia no solo no tiene nada que temer del Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, sino que, en medio de “una sociedad polarizada”, puede convertirse incluso “en un referente para facilitar esa cultura del encuentro que propone el papa Francisco”. Por ello, Juan Carlos González le pide a la Conferencia Episcopal Española (CEE) que “no se sume al griterío, sino que sea quien propicie y lidere hoy esa bajada de tensión en la crispación social”.



PREGUNTA.- El nuevo Gobierno ha generado recelos, también en algunos sectores de la Iglesia. ¿Hay motivos para ello?

RESPUESTA.- No tiene nada que temer. El mayor miedo que puede tener es a la indiferencia, a ser irrelevante. Y para no serlo, tiene que esforzarse en ser útil, pero no desde la condena, sino en facilitar que la gente sea más humana para que el mensaje de Jesucristo sea percibido por la sociedad como una oportunidad para su vida cotidiana. Pero no hacerlo desde la imposición o la condena.

Comprometida con los más vulnerables

P.- Vuelve la crispación política y social. ¿Está llamada la Iglesia a jugar algún papel en medio de esta situación?

R.- Estamos en una sociedad muy polarizada, con el riesgo de no ser escuchado si no se grita, pero sí que puede ser una oportunidad para una Conferencia Episcopal que no se sume al griterío, sino que incluso sea quien propicie y lidere esa bajada de tensión en la crispación social. La Conferencia puede convertirse en un referente para facilitar esa cultura del encuentro que propone el papa Francisco.

Tiene herramientas para ser ese hospital de campaña útil a todos los ciudadanos, sobre todo a los que este sistema económico está descartando. Siempre ha sido una institución preocupada y comprometida con la vida de los más vulnerables, y sigue teniendo una gran capacidad de atender al débil.

Creo que ahora debería poner toda esa estructura de ayuda al servicio del Estado para facilitar realmente la cohesión social. Y hacerlo con libertad, no a cambio de nada, sino porque queremos sumarnos a esa facilitación. Sinceramente creo que podría ser una oportunidad para que la Iglesia ganase en credibilidad, dar ese salto, a nivel institucional, de una Iglesia que se presenta para servir a la sociedad y no para exigirla. Es el momento adecuado.

Instrumento de reconciliación

P.- Pero dentro del nuevo Gobierno, hay quien reniega del llamado espíritu de la Transición, al que contribuyó la Iglesia, y descalifica aquel período tildándolo de ‘régimen del 78’. ¿Tiene algo que enseñarle la Iglesia española a estas nuevas generaciones de políticos?

R.- Sin pretender ser ambicioso, yo creo que la Iglesia tiene un papel de piedra angular en esta coyuntura actual, porque todavía hay viejos tics a la izquierda del PSOE que quieren marcar progresía haciendo discursos antieclesiales. Y que la Iglesia hoy pueda responder como una institución capaz de construir colectivamente la memoria histórica española, siendo un instrumento de perdón, de encuentro y reconciliación, con un papel de mediación y compromiso con la convivencia, como ya ha demostrado, puede ser una buena fórmula para desmontar los discursos de quienes impulsan, desde uno y otro lado, los fanatismos y el odio entre los españoles.

Y ese papel puede ser esencial, para lo cual no ha de entrar en la confrontación, y lo tiene que ejercer en temas que hoy pueden estar cuestionando esta convivencia. Por ejemplo, en la cuestión territorial, donde la Iglesia tiene un rol fundamental, porque, como elemento de fraternidad, de comunidad y de universalidad, está radicada en cada pueblo y ciudad. Y desmontaría la confrontación del nacionalismo. Si fuera capaz la Iglesia de no situarse con ningún nacionalismo, podría convertirse en un elemento de mediación ante una cuestión que hoy está crispando a muchos españoles y ayudar a desinflar este foco de confrontación. Por eso la Iglesia tiene una gran oportunidad en esta legislatura de convertirse en un elemento de tranquilidad.

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