El Vaticano constata que “empiezan a aparecer casos de abuso sexual entre monjas”

En una entrevista al suplemento femenino del Vaticano Donne Chiesa Mondo –de L’Osservatore Romano– y distribuido en exclusiva en español por Vida Nueva, el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el cardenal João Braz de Aviz, muestra su preocupación por que “empiezan a aparecer casos de abuso sexual entre monjas”, un “fenómeno que ha permanecido más oculto”, pero que “tendrá que salir”.



En estos casos el acompañamiento y la transparencia son las máxima de Francisco que se están aplicando. “Una cultura que nos ha llevado a estos desvíos debe desaparecer, tenemos que volver al testimonio”, sentencia.

A esto se une también el abandono de religiosas adultas, “las razones son varias: problemas emocionales, historias personales llenas de heridas”, asegura. En este sentido, reclama “hacer un cambio importante en la formación. Debe ser personalizada y cuidada a lo largo de toda la vida, es decir, debe crear la conciencia de estar siempre en formación en un contexto de fraternidad”.

Abuso de autoridad

Además, las frustraciones de la religiosas pueden ir unidas al “abuso de autoridad”. “Cuando la autoridad se interpreta como poder y no como servicio se puede llegar a situaciones dolorosas. Creo que las personas que desempeñan funciones de liderazgo también deberían aprender a compartir la vida y todas las necesidades con la comunidad como cocinar o limpiar”, apunta citando al papa Francisco.

Abuso que se da entre las propias mujeres en algunas congregaciones. “Una religiosa incluso quiso cambiar las constituciones para poder seguir siendo superiora general hasta su muerte”, apunta. Por otro lado, “en las comunidades hay mujeres religiosas que tienden a obedecer ciegamente, sin decir lo que piensan” cuando “en la verdadera obediencia, por el contrario, es necesario decir lo que el Señor sugiere en su interior, con valentía y verdad” y “luego obedecer, como lo hizo Jesús”.

Acoger tras el abandono

Un caso que comenta es la decisión del Papa de abrir “una casa en Roma para acoger a algunas monjas enviadas por nosotros o por las superioras, especialmente si son extranjeras”. Una iniciativa, regida por las Misioneras Scalabrinianas, que está en marcha y que acoge, entre las antiguas religiosas, monjas que fueron despojadas de sus pasaportes o quienes han recurrido a la prostitución para mantenerse.

“Nos enfrentamos a personas heridas con las que tenemos que reconstruir la confianza; debemos cambiar la actitud de rechazo, la tentación de ignorar a estas personas, de decir ‘ya no es nuestro problema’”, reclama.

Cerrando conventos

Por otro lado, el cardenal saca pecho por la importancia y el peso de la mujer en la Vida Consagrada, algo que llega hasta sus propias oficinas con 15 mujeres en los 38 puestos de oficiales que hay en su dicasterio.

La búsqueda de una mayor igualdad no impide que los conventos religiosos femeninos en Europa se están cerrando o abandonando aunque crezcan en Asia o el número de novicias se estanque en África o América Latina. Un “envejecimiento” que en Europa el cardenal achaca a la formación, al individualismo que deja poco espacio a la fraternidad, el uso de los bienes y a “la relación entre autoridad y obediencia”.

Reflexionando sobre la vida contemplativa, señala, que “se reducirá en un 50%” y, por ello, han entrado en vigor normas para “luchar contra el aislamiento, para crear relaciones más fraternas, para fomentar el testimonio y la fidelidad al carisma y a las constituciones”.

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