“La escuela no es la institución social encargada de educar a los niños; es a los padres a quien corresponde la misión de educar a los hijos. Y si no es así, todavía no hemos salido de los gulags soviéticos, de la cultura comunista. Esa actitud no es compatible con una España que se abre al futuro, es el retroceso más grande que puede tener un Gobierno”. Así lo advirtió ayer el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, durante la presentación en la Universidad Católica de Valencia del libro del papa Francisco ‘Una gran esperanza. La custodia de la creación’ (Romana Editorial). Y lo hacía al hilo de las declaraciones de la ministra de Educación, Isabel Celaá, sobre el denominado ‘pin parental’ propuesto por Vox.
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Para Celaá, “la pretensión de algunas familias de autorizar o no que sus hijos acudan a ciertas actividades obligatorias y evaluables es un veto parental inaceptable”. “No se debe confundir patria potestad con propiedad de los hijos”, argumentó la titular de Educación. A este respecto, como recoge Europa Press, el purpurado dejó claro que esas declaraciones son “una barbaridad”: “Este Gobierno no sabe dónde va y así está conculcando el ordenamiento jurídico español”.
Ya en materia ‘Laudato si”, el cardenal destacó que las enseñanzas sobre ecología integral de Francisco están llamadas a ser una “revolución en la doctrina social de la Iglesia”. Y continuó: “El término de ecología integral no quiere entrar en el vocabulario normal. La encíclica del Papa tiene implicaciones sociales y políticas que llevan a que la naturaleza y el cosmos no estén separados de las acciones de los hombres ni de las relaciones entre estos”.
Junto al cardenal, presentó el libro el arzobispo-metropolita para España y Portugal de la Iglesia Ortodoxa, monseñor Policarpo. Dirigiéndose a él en el marco de esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, Cañizares explicó que “sin Dios no podemos llegar a la unidad de los cristianos y a la unidad con la naturaleza a la que pertenecemos. Esa acción de Dios en nosotros, en la historia y en la creación nos lleva alabarle y darle gracias por la naturaleza, que es muestra del amor inmenso que Dios tiene por la humanidad. Este amor inmenso se traduce en súplica por la unidad del mundo para abrirse a Dios. En un mundo en el que hay tanta palabrería sobre ecología, anunciamos que el problema es que el hombre se ha olvidado de Dios”.
