Laicos chilenos se reúnen en Asamblea Sinodal autoconvocada

Aprobaron una declaración final en la que expresan su compromiso de seguir brindando aportes en el mundo social y político

Hasta la ciudad de Concepción, a 500 kilómetros al sur de Santiago, llegaron desde Iquique hasta Punta Arenas 130 laicas y laicos para participar en la segunda asamblea nacional del Sínodo de Laicos autoconvocado. La primera se realizó hace justo un año como reacción a la profunda crisis de la iglesia chilena provocada por los abusos de personas consagradas y el llamado de atención del Papa Francisco a los obispos chilenos.

Signos de muerte

Sus participantes no están ausentes del estallido social que ha vivido el país desde octubre pasado, con manifestaciones multitudinarias en todas las regiones y con fuerte violencia expresada en saqueos, incendios provocados y enfrentamiento con la policía con un saldo de 23 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos.

La declaración final del Sínodo Laical asume estos hechos: “Al estilo de Jesús, denunciamos que la causa fundamental de los signos de muerte en el país, es la mantención de un sistema neoliberal que genera la mercantilización de los derechos políticos, sociales y económicos, y que ha sido ejercido con valores que exacerban el individualismo, lo utilitario y el pragmatismo”.

Agregan que “de lo anterior, se ha generado una cultura que presenta rasgos de desconfianzas en las relaciones sociales, desconexión entre instancias de liderazgo y el pueblo, exclusión en la toma de decisiones, sistemas de educación tecnificantes, depredación de la biodiversidad, en definitiva, la presencia de un sistema opresor, cuyas dirigencias se sirven del poder para beneficio personal o de pequeños grupos a costa de la expoliación de las mayorías (Mt 23, 4)”.

Reconoce la declaración que esta convulsión vivida en los últimos meses les provoca “inseguridad, escepticismo, indignación y desánimo”, al mismo tiempo “la esperanza, optimismo, entusiasmo, disposición y alegría de que el encuentro con la comunidad sinodal y la acción de la Ruaj nos permitiría retomar fuerzas, perder el miedo, discernir cómo Dios actúa en la historia personal y nacional, para comprometernos con mayor fuerza y claridad en la construcción, ya no solamente de una nueva Iglesia, sino también de un Chile nuevo. Si en esa oportunidad dijimos que otra Iglesia es posible, hoy decimos que otro Chile es posible”.

Rostros que exigen dignidad y justicia

Muchos de los participantes en esta 2ª asamblea sinodal son activos participantes en las manifestaciones ciudadanas. De ahí pueden afirmar que “hemos reconocido a Jesús en los rostros sufrientes que exigen dignidad y justicia: jubilados, mujeres, niños, inmigrantes, jóvenes, personas LGBT, subempleados precarizados, pueblos originarios que exigen un sistema de salud eficiente, una educación de calidad, sueldos justos, una economía solidaria, igualdad de derechos, un sistema democrático participativo, en definitiva, un sistema en que los beneficios alcancen a todos”.

También han sido testigos de episodios de violencia en los que “hemos visto muertes tempranas y personas mutiladas en sus ojos por efectos de una represión descontrolada, ejercida por militares y carabineros, obligados por un sistema que ve la protesta social como un acto criminal que debe ser reprimido”

Junto a esas víctimas también reconocen “a verdaderos profetas presentes y actuantes entre nosotros: las y los que marchan con alegría y esperanza mostrando la solidaridad del pueblo chileno, las y los artistas cuyas acciones culturales muestran un arte humanizador, las mujeres que desde la poesía y la danza, cuestionan y denuncian el machismo opresor, las y los jóvenes que se rebelan contra el sistema, y que desde la primera línea defienden el derecho a manifestarse, a quienes levantan postas de primeros auxilios y a hermanos y hermanas en la fe que participan en la lucha por una sociedad más digna y más justa”

Aporte al mundo eclesial

En la tarde del segundo día de trabajo, los participantes aprobaron la declaración final en la que expresan su compromiso a continuar aportando en el mundo social y político. En cuanto al aporte al mundo eclesial se proponen “potenciar una Red laical autónoma con acción visible y efectiva que incida en la sociedad y en la iglesia desde los pobres y excluidos; crear comunidades de base, potenciando las redes territoriales y la red nacional con un enfoque testimonial; exigir justicia y reparación para las víctimas de todo tipo de abuso eclesiástico; exigir transparencia en la administración de lo económico de la Iglesia; desarrollar espacios laicales de compartir saberes, de acuerdo a las necesidades de cada territorio; exigir la asunción de mayores responsabilidades de la mujer en todas las instancias eclesiales; y promover la democratización de la elección de Obispos”.

Esta asamblea sinodal laical ha sido convocada y organizada por la Red nacional de Laicos y Laicas que cuenta con grupos organizados en todas las diócesis de Chile. El objetivo para este Sínodo fue “reconstruir una Iglesia de comunidades presente y actuante en el mundo; es tiempo de encontrarnos para discernir caminos de justicia y dignidad en nuestro Chile”.

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