“Toda violencia infligida a la mujer es una profanación de Dios, nacido de una mujer”, denuncia Francisco en Año Nuevo

  • El Papa presidió la eucaristía en la solemnidad de santa María, madre de Dios en la Basílica Vaticana
  • “Si queremos un mundo mejor, que sea una casa de paz y no un patio de batalla, que nos importe la dignidad de toda mujer”, señaló en la homilía

El primer acto oficial de la agenda del papa Francisco en este 2020 ha sido la eucaristía en la solemnidad de santa María, madre de Dios. Una celebración que ha comenzado a las 10 en la Basílica Vaticana, el mismo día que la Iglesia celebra la 53ª Jornada Mundial de la Paz con el lema ‘La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica’.



En la homilía, Francisco recordó que “en el vientre de una mujer, Dios y la humanidad se unieron para no separarse nunca más. También ahora, en el cielo, Jesús vive en la carne que tomó en el vientre de su madre”. Así, “el primer día del año celebramos estos desposorios entre Dios y el hombre, inaugurados en el vientre de una mujer”, añadió.

No hay salvación sin la mujer

“Ella es mujer y madre, esto es lo esencial. De ella, mujer, surgió la salvación y, por lo tanto, no hay salvación sin la mujer”, subrayó. “Si queremos unirnos con Él, debemos ir por el mismo camino: a través de María, mujer y madre”, prosiguió. “Si queremos tejer con humanidad las tramas de nuestro tiempo, debemos partir de nuevo de la mujer”, afirmó, porque “el renacer de la humanidad comenzó con la mujer. Las mujeres son fuente de vida. Sin embargo, son continuamente ofendidas, golpeadas, violadas, inducidas a prostituirse y a eliminar la vida que llevan en el vientre”.

En este sentido, el papa denunció que “toda violencia infligida a la mujer es una profanación de Dios, nacido de una mujer”. “La salvación para la humanidad vino del cuerpo de una mujer: de cómo tratamos el cuerpo de la mujer comprendemos nuestro nivel de humanidad”, añadió poniendo distintos ejemplos: “Cuántas veces el cuerpo de la mujer se sacrifica en los altares profanos de la publicidad, del lucro, de la pornografía, explotado como un terreno para utilizar. Debe ser liberado del consumismo, debe ser respetado y honrado. Es la carne más noble del mundo, pues concibió y dio a luz al Amor que nos ha salvado”.

Algo que se traduce también en la concepción de la maternidad. “Hoy, la maternidad también es humillada, porque el único crecimiento que interesa es el económico. Hay madres que se arriesgan a emprender viajes penosos para tratar desesperadamente de dar un futuro mejor al fruto de sus entrañas, y que son consideradas como números que sobrexceden el cupo por personas que tienen el estómago lleno, pero de cosas, y el corazón vacío de amor”, denunció Bergoglio.

Frente a la adversidad

Para el Papa, “la mujer aparece en el ápice de la creación, como resumen de todo lo creado. De hecho, ella contiene en sí el fin de la creación misma: la generación y protección de la vida, la comunión con todo, el ocuparse de todo”, prosiguió señalando el papel de María en la Sagrada Familia: “Todo lo tomaba en serio y todo lo ponía en su lugar en su corazón, incluso la adversidad. Porque en su corazón arreglaba cada cosa con amor y confiaba todo a Dios”.

“Es propio de la mujer tomarse la vida en serio. La mujer manifiesta que el significado de la vida no es continuar a producir cosas, sino tomar en serio las que ya están. Sólo quien mira con el corazón ven bien, porque saben “ver en profundidad” a la persona más allá de sus errores, al hermano más allá de sus fragilidades, la esperanza en medio de las dificultades, a Dios en todo”, apuntó en pontífice.

La conquista de la paz

“Sólo si la vida es ‘importante’ para nosotros sabremos ‘cómo cuidarla’ y superar la indiferencia que nos envuelve. Pidamos esta gracia: vivir el año con el deseo de tomar en serio a los demás, de cuidar a los demás”, deseó. “Y si queremos un mundo mejor, que sea una casa de paz y no un patio de batalla, que nos importe la dignidad de toda mujer”, recordó.

“La mujer es donante y mediadora de paz y debe ser completamente involucrada en los procesos de toma de decisiones. Porque cuando las mujeres pueden transmitir sus dones, el mundo se encuentra más unido y más en paz. Por lo tanto, una conquista para la mujer es una conquista para toda la humanidad”, apuntó.

La Iglesia, prosiguió Francisco, “también ella es mujer y madre, y en la Virgen encuentra sus rasgos distintivos”: inmaculada, fecunda y madre. “Acercándose a María, la Iglesia se encuentra a sí misma, encuentra su centro y su unidad. En cambio, el enemigo de la naturaleza humana, el diablo, trata de dividirla, poniendo en primer plano las diferencias, las ideologías, los pensamientos partidistas y los bandos”, añadió.

Y es que “no podemos entender a la Iglesia si la miramos a partir de sus estructuras, programas y tendencias: percibiremos algo de ella, pero no su corazón. Porque la Iglesia tiene el corazón de una madre. Y nosotros, hijos, invocamos hoy a la Madre de Dios, que nos reúne como pueblo creyente”, concluyó, al mismo tiempo que invitó a todos los fieles a invocar a la Virgen 3 veces con la advocación “Santa Madre de Dios”.

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