El consejo del Papa para arrancar 2018: “Empezar de nuevo desde lo que importa”

  • Francisco estrena el año en la basílica de San Pedro con la misa de Santa María Madre de Dios
  • Bergoglio invitó a guardar un momento de silencio al día para “custodiar nuestra libertad frente a las banalidades corrosivas del consumo, las palabras vacías y las murmuraciones”

El Papa Francisco, en la misa del 1 de enero de 2018/EFE

“Al inicio del año sentimos la necesidad de volver a comenzar desde el centro, de dejar atrás los fardos del pasado y de empezar de nuevo desde lo que importa”. Esta es la invitación que el Papa ha lanzado a la humanidad en un tú a tú en el que convirtió la homilía del 1 de enero de 2018, solemnidad de Santa María Madre de Dios.

Francisco estrenaba el calendario con una eucaristía repleta de fieles en la Basílica de San Pedro en la que presentó a la Virgen como “punto de partida”. “En su corazón palpita el corazón de la Iglesia”, señaló el Santo Padre que recordó cómo “la devoción a María no es una cortesía espiritual, es una exigencia de la vida cristiana. Contemplando a la Madre nos sentimos animados a soltar tantos pesos inútiles y a encontrar lo que verdaderamente cuenta”.

La homilía de Francisco fue un canto a María, como madre de Dios y de todos los hombres: He aquí el milagro, la novedad: el hombre ya no está solo; ya no es huérfano, sino que es hijo para siempre. El año se abre con esta novedad. Y nosotros la proclamamos diciendo: ¡Madre de Dios! Es el gozo de saber que nuestra soledad ha sido derrotada”.

Necesidad de silencio

El Papa reivindicó además el silencio, el que expresa el Niño Dios y el que ejemplifica su madre. “Tenemos necesidad de permanecer en silencio mirando el pesebre”, aseguró Francisco, para pedirle a Jesús “que su pequeñez desarme nuestra soberbia, que su pobreza desconcierte nuestra fastuosidad, que su ternura sacuda nuestro corazón insensible”.

Así, a los asistentes a la eucaristía les ofreció el silencio como algo indispensable para el día a día, con el fin de “custodiar nuestra libertad frente a las banalidades corrosivas del consumo y la ruidosa confusión de la publicidad, frente a la abundancia de palabras vacías y las olas impetuosas de las murmuraciones y quejas”.

Cerró el Papa su primera intervención del año poniendo en valor una vez más el papel de la mujer en la Iglesia. “Mientras el hombre frecuentemente abstrae, afirma e impone ideas; la mujer, la madre, sabe custodiar, unir en el corazón, vivificar”, apuntó, para pedir a los fieles que se contagien de ese lado femenino: “Para que la fe no se reduzca sólo a una idea o doctrina, todos necesitamos de un corazón de madre, que sepa custodiar la ternura de Dios y escuchar los latidos del hombre”.

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