Tensión en una parroquia de Madrid al explicar Martínez Camino la postura de los obispos sobre la exhumación de Franco

  • Tuvo un encontronazo con el profesor Javier Paredes, que lamentó que la jerarquía católica no haya actuado
  • El auxiliar de Madrid se dijo “amigo” del prior Cantera y aseguró que “lo está haciendo bien”
  • “Los obispos –concluyó, ante el malestar del auditorio–, si no han intervenido, no es por cobardía”

Este pasado viernes 18 de octubre, el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, sufrió el malestar de buena parte de los asistentes a una charla en el salón de actos de la Basílica de la Milagrosa, de la capital, en el marco de las VII Jornadas Martiriales.

En la ponencia de apertura, que impartía Javier Paredes, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá de Henares, este destacó que, “gracias a que Franco gana la Guerra [Civil], la Iglesia no fue exterminada”. Llegado a este punto, donde fue muy aplaudido, Paredes fue rotundo a la hora de rechazar la exhumación del dictador, que se llevará a cabo este jueves 24: “Tengo que levantar mi voz contra la profanación de la basílica pontificia del Valle de los Caídos y la inminente profanación de la tumba de Franco”.

El juicio de la Historia

Tras los fuertes aplausos recibidos en este punto por la práctica totalidad de la sala, Paredes denunció, a continuación, la actuación de los obispos españoles: “Como cristiano, tengo que declarar, con el dolor de mi alma, la soledad en la que nos ha dejado la jerarquía eclesiástica española”. En medio de otra ovación cerrada, añadió que, “ni uno, ni un solo obispo” había hecho nada por evitarla. “Con el daño que eso hace –concluyó, despertando la definitiva salva de aplausos–. Solo le pido a Dios que el juicio que tenga sea más benévolo que el juicio que van a tener con ellos los historiadores”.

Visiblemente molesto, Martínez Camino, que se encontraba entre el público, pidió la palabra y ofreció su visión del polémico asunto. En medio de un clima ciertamente tenso, pidió prudencia para atreverse a hablar “en nombre de todos los católicos españoles” a la hora de enjuiciar que sus pastores “los han dejado solos”, pues “no todos piensan igual”. “Usted no tiene ninguna autoridad para hablar en nombre de todos los católicos españoles”, recalcó.

Amigo del prior

Después, tras asegurar que es “amigo” del prior del Valle de los Caídos, recalcó que, en este tema, Santiago Cantera “lo está haciendo muy bien”, pues sus superiores le han otorgado la “responsabilidad” y él la ha asumido “consciente, valiente y concienzudamente”. Además, defendió que “el es la autoridad competente” de la Iglesia en esta cuestión, “no ningún obispo”.

Con varios presentes tratando de intervenir, Martínez Camino recordó que Franco goza de las máximas condecoraciones que la Iglesia católica y la Compañía de Jesús (a la que él pertenece) conceden, “sin que ninguna de ellas se hayan retirado”. “¿Por qué?”, se cuestionó. “Porque –se respondió–, gracias a que la Revolución terminó como terminó, nosotros no acabamos como en la Revolución Soviética”.

No era la voluntad de Franco

En ese instante, alguien del público le interrumpió y le exigió posicionarse sobre la exhumación de Franco como obispo que es, elevándose aún más la tensión. Aquí, él expuso que Franco no deseaba ser enterrado en el Valle de los Caídos, “sino en El Pardo, junto a su esposa”, pero que la “autoridad” entonces competente, la del Rey, interpelado por el Gobierno, se impuso “contra la voluntad de la familia”, que, “seguramente no fue consultada”, y, por eso, acabó enterrado en Cuelgamuros el 23 de noviembre de 1975.

Para Martínez Camino, las circunstancias han cambiado cuatro décadas después y, hoy, el Gobierno, que ostenta la actual “autoridad legítima”, expresa que “quiere cambiarle de sitio”; algo frente a lo que, ahora sí, “la familia Franco se opone”. Frente a ello, arguyó que el prior no puede hacer nada y ha de acceder a la petición de la autoridad que le encomendó su custodia. Justo este punto fue el que elevó al máximo la tensión, con un fuerte murmullo crítico de fondo. Y es que, añadió, si se cumplen “todas las condiciones legales”, no puede hablarse de “profanación”.

“La Iglesia no hace nada”

Martínez Camino terminó su intervención, mientras uno de los presentes apelaba con un elevado tono a la “ingratitud” de los prelados hacia Franco y otro le recriminaba que “la Iglesia no hace nada”, indicando que “los obispos, si no han intervenido, no es por cobardía ni por tibieza. Es por no hacer lo que quieren los gobiernos actuales de meternos en la batalla política. Porque todo esto es un arma política inmediata, es una batalla política”.

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