Marco Frisina: “La música en la liturgia no es un adorno”

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“La música en la liturgia no tiene un simple papel de adorno, sino que ayuda más que las palabras a expresar la alabanza y la fe de la asamblea en reunión, para que quienes cantan puedan, también, contribuir de manera concreta a la nueva evangelización”. Las palabras de Marco Frisina (Roma, 1954), rector de la Basílica de Santa Cecilia in Trastevere y consultor del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, expresan el objetivo fundamental del I Congreso de Música Sacra convocado por la diócesis de Ciudad Real. “La música eleva y une las almas y las lleva al Señor –añade Frisina–, rompe las barreras y tiende puentes entre hombres y mujeres de todos los continentes, porque no necesita traducciones y su lenguaje universal es comprendido por todos”.

El sacerdote, compositor, director de orquesta y profesor italiano ha querido estar presente en este evento que la diócesis ha convocado el 12 de octubre en el paraninfo Luis Arroyo de la Universidad de Castilla-La Mancha. “Para mí siempre es una gran alegría participar en los encuentros sobre la música para la liturgia –explica a Vida Nueva–, ya que lo percibo como un tema fundamental para la aplicación de las indicaciones del Concilio Vaticano II sobre el propósito de la liturgia: la gloria de Dios y la santificación de los hermanos”. Frisina reivindica lo que hemos olvidado: “La música sacra puede cooperar eficazmente a la nueva evangelización. La constitución del Concilio sobre la liturgia recuerda la importancia de la música sacra en la evangelización, y exhorta a la gente a valorar las tradiciones musicales de los pueblos”.

Acercar a la trascendencia

Su presencia refuerza el mensaje que quiere transmitir este I Congreso de Música Sacra: “Para nosotros, monseñor Frisina es el referente de trascendencia mundial en la música sacra y religiosa. Él da respuesta a la necesidad de una música sacra de calidad que tiene la Iglesia de hoy, para que esta siga cumpliendo con su función de acercamiento a la trascendencia”, expone Luis Eduardo Molina Valverde, responsable de Pastoral Universitaria de la diócesis de Ciudad Real y uno de sus organizadores del congreso. “Porque la música sacra en general, la música litúrgica en particular –prosigue–, ha vivido quizás una especie de olvido, de descuido o de falta de promoción por parte de la Iglesia, de los cristianos en general”.

El Congreso nace para reivindicar una música sacra de calidad y más presente en la eucaristía. Y a la vez quiere abrir un camino: “Venimos repitiendo una dinámica musical, al menos desde lo que yo conozco, que en muchos casos no cumple con su función –denuncia Molina–. La música es un adorno en muchos casos. Si hay coro, alguna gente se une, pero no es la asamblea la que canta, ni se anima a la asamblea a que cante. No se está cumpliendo con la función de alabanza a Dios”. De ahí, este encuentro con la presencia de músicos y compositores de la talla de Marco Frisina, Juan Carlos Asensio o Ignacio Yepes: “Veíamos que podíamos organizar un congreso que fuera sobre todo motivador, y desde aquí generar propuestas, iniciativas, cauces para mejorar la presencia de la música en la liturgia y en nuestras parroquias o, por lo menos, intentarlo”.

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