Los obispos de México advierten a la Suprema Corte las consecuencias de haber avalado la NOM-046

  • Los magistrados dieron su aval para que en los hospitales públicos se practiquen abortos cuando la concepción sea consecuencia de una violación, sin necesidad de que la víctima denuncie ante el Ministerio Público
  • “Se abrió un camino de graves consecuencias, pues promueve la impunidad en favor del agresor y permite que la víctima se reincorpore al ámbito en el que sufrió la violación”, aseguran los obispos

Los obispos de México le han echado en cara a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) el impacto social que tendrá la aplicación de la NOM-046, luego de que el pasado 5 de agosto el máximo tribunal de justicia desechara dos controversias constitucionales sobre dicha norma, lo que en la práctica, permitirá a los hospitales públicos realizar abortos cuando la concepción sea consecuencia de una violación y sin necesidad de que la víctima denuncie ante el Ministerio Público.

A través de un comunicado firmado por el obispo Jesús José Herrera Quiñonez, responsable de la Dimensión para la Vida de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), y por el presidente de dicho organismo, el arzobispo Rogelio Cabrera López, la Iglesia en el país destacó las repercusiones que tiene el texto vigente de la NOM-046 sobre la vida de miles de inocentes y sobre la integridad física, sexual, emocional y psicológica de las mujeres víctimas del delito de violencia sexual y, en particular, del delito de violación.

La SCJN ha abierto un camino de graves consecuencias

Para los obispos, al ampliar los criterios para brindar acceso al aborto a las mujeres víctimas de violación y excluir la obligación de la denuncia previa y la autorización de la autoridad competente, se “abrió un camino de graves consecuencias, pues se promueve la impunidad en favor del agresor y permite que la víctima se reincorpore al ámbito en el que sufrió la violación, con el altísimo riesgo de ser re-victimizada”.

Más grave aún –añaden– la NOM-046 puede constituir un mecanismo facilitador para que los agresores sexuales coaccionen a las víctimas para que soliciten la práctica del aborto y, con ello, evadan las consecuencias previstas en la legislación penal vigente.

Asegura el texto que este escenario de impunidad y victimización se puede corroborar mediante un análisis de las estadísticas oficiales disponibles en materia de violencia sexual contra las mujeres.

El aborto no es la solución

Por otra parte, los pastores consideraron que la práctica irrestricta del aborto no constituye una solución real y de fondo al foco rojo de violencia sexual en contra de la mujer. “El resultado concreto no fortalece la protección de las mujeres, atenta de modo flagrante contra cientos de miles de vidas inocentes y pavimenta el camino para la inserción de la cultura de la muerte como dinámica social”.

En este sentido, manifestaron su preocupación al ver “cómo instancias que deberían proteger la dignidad y los derechos fundamentales, sobre todo de los más inocentes, van claudicando a las propuestas de una cultura de la muerte entendida como una mentalidad, una manera de ver al ser humano y al mundo, que fomenta la destrucción de la vida humana más débil e inocente por parte de los más fuertes y poderosos”.

“Lo decimos con claridad: el respeto al derecho a la vida, no puede ser vulnerado por las circunstancias en que un ser humano fue concebido. Con ello, los obispos de México no pretendemos imponer un concepto religioso sobre la vida y la dignidad del embrión, sino el sumarnos a la garantía de respeto al derecho humano a la vida, que debe ser tutelado por un gobierno respetuoso de los derechos humanos”.

Finalmente, dejaron en claro que la Iglesia Católica tiene en el centro de su reflexión a dos personas: la madre y su hijo. “Tan importante es la protección de la mujer que ha sufrido una violación como importante es la protección de la vida que trae en su seno. Así, debemos buscar, cuidar y atender a ambos con el respeto que su dignidad les merece”.

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