La Cartilla Moral que promueve para su distribución el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha comenzado a entregarse a los fieles de las iglesias evangélicas y cristianas de México, pero no en los templos católicos, y esto por dos razones.
De acuerdo con el vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Carlos Garfias Merlos, en primer lugar, porque la Sagrada Escritura –en particular el Nuevo Testamento– “tienen eso y muchísimo más, pues la fe no se reduce a una moral, sino que es el encuentro experiencial con Jesucristo vivo, encarnación del amor misericordioso del Padre; tenemos los sacramentos, fuente de vida no sólo recta y honrada, sino santa, si es que se viven como debe ser”.
Pero además –añadió– porque no se puede utilizar la religión para apoyar a un partido político, aunque sea el gobernante. “Usar la religión para un proyecto político, aunque sea bueno, es poner a Dios al servicio del ‘César’ reinante, y eso de ninguna manera es moralmente aceptable”.
Las buenas intenciones del Presidente
A través de un comunicado, el también Arzobispo de Morelia aseguró que, a pesar de ello, la Iglesia católica no reprueba la buena intención del Presidente, de insistir en que el cambio del país depende, en el fondo, de la conversión de las mentes, los corazones y los comportamientos.
“Como católicos –dijo el arzobispo– estamos llamados a una renovación moral de nuestra sociedad; con ella vendrá la paz que tanto anhelamos, pero estamos conscientes de que no usamos la religión al servicio de una política partidista”.
La Cartilla Moral es una obra original del escritor Alfonso Reyes, editada por vez primera en 1952, y reimpresa por la Secretaría de Educación Pública en 1992 y en 2018. Actualmente el presidente Andrés Manuel López Obrador la recomienda como parte del proceso que desea seguir para llegar a la elaboración de una “Constitución Moral”.
El Vicepresidente de la CEM reconoció que el Presidente de México tiene en claro que no bastan leyes para reformar la educación pública, la economía, la seguridad nacional, la política, para combatir la corrupción, para dar prioridad a los pobres y que haya equidad, para lograr respeto a la pluralidad y a la diversidad, “si no hay un cambio en las conciencias, si no hay valores culturales, morales y espirituales, si no hay una base moral que nos lleve a nuevas actitudes personales y comunitarias”.
Lo que le toca al gobierno
Tras recordar los temas que aborda la Cartilla Moral, Garfias aseguró que ninguno de ellos hace campaña de una determinada religión, sino que son sólo principios válidos para toda persona, creyente y no creyente, para la familia y la sociedad.
Por ello –dijo– “la Iglesia Católica en México apoya plenamente los esfuerzos del gobierno para moralizar la sociedad y propone la revisión de la educación y las leyes. “El gobierno tendrá que apoyar a la sociedad en general, a las organizaciones civiles con finalidades humanistas en particular y a las asociaciones religiosas para ejercer con mayor libertad su tarea, a fin de trabajar juntos en la superación del grave deterioro social y moral en que hemos caído”.
También aseguró que sociedad, gobierno e Iglesia están invitados a ser aliados, y a ser corresponsables de cada sector social y de cada dependencia gubernamental, colaborar por la elevación moral de las personas, las familias y la sociedad.
Finalmente, dejó en claro que la distribución corresponderá a quien se le encomiende y a quien acepte realizarla. “Lo pueden hacer los hermanos evangélicos, la Iglesia católica o a quienes la autoridad lo solicite y las personas u organizaciones que acepten hacerlo”.
