Sembradores de Paz construye espacios de acogida para la niñez migrante en Colombia

  • Carlos Henao, coordinador de Fincopaz Antioquia, habló con Vida Nueva para profundizar en esta tarea pendiente en el país
  • Cáritas Colombia, junto a su par de Luxemburgo y Puentes de Solidaridad, aúna esfuerzos en favor de la niñez a través de un proceso de transferencias de metodologías exitosas

El secretariado nacional de pastoral social Cáritas Colombia continúa aunando esfuerzos en favor de la niñez migrante.

Es de este modo como con el apoyo de su par Cáritas Luxemburgo y el programa Puentes de Solidaridad han iniciado un proceso de transferencias de metodologías exitosas, cuyo corolario se dio el pasado 28 de mayo con la realización del seminario ‘Sembrando Esperanza’, realizado en la sede de la Conferencia Episcopal.

Es así como Sembradores de Paz, un programa de la Fundación Instituto para la Construcción de Paz (Fincopaz) con más de 20 años en el país, presentó a más de 60 agentes de diversas organizaciones de infancia sus experiencias en materia de construcción de paz, perdón y reconciliación, especialmente de cara a articular esfuerzos en la atención de niños y niñas migrantes. Carlos Henao, coordinador de Fincopaz de la regional Antioquia, habló con Vida Nueva para profundizar en esta tarea pendiente de la sociedad colombiana.

Acompañados por la Iglesia

Sembradores de Paz es una iniciativa que a lo largo de estos años ha tenido altos y bajos como toda organización, según explica Henao, quien ha asegurado que en la actualidad hay varias diócesis en Colombia activas con esta metodología como Sonsón- Rionregro, Girardota, en el eje cafetero, Apartadó, Medellín, Bogotá y Bucaramanaga.

“Aunque la idea es como Iglesia queremos llevar esta experiencia y extenderla a todo el territorio nacional para que la conozcan y vean las múltiples posibilidades que tiene esta propuesta para acercar a los niños y niñas a experiencias de construcción ciudadana de paz y reconciliación “, comenta.

En un proceso que acompaña la Iglesia de la mano de voluntarios y agentes de pastoral, quienes inspirados en la educación popular organizan a los niños y sus comunidades en la resolución de conflictos, especialmente por el reconocimiento de la vida digna y el respeto por los derechos de los niños.

Iniciar procesos de reconciliación

Uno de los temas en agenda es lo referido a la construcción de paz y reconciliación, hoy en día tan polarizado y puesto en riesgo, pues precisamente Sembradores de paz nace en un contexto muy convulsionado de de la historia del país, por lo cual “hay historias de niños y niñas que a pesar de las amenazas y de la instigación de muchos grupos armados, lograron conservar su esencia”.

A lo largo de su historia, buscando reafirmar la identidad de los niños desde el juego y el arte, los ‘sembradores’ también se convierten en “una opción super interesante para fortalecer sobre todo los procesos de reconciliación, que son digamos la nueva ruta que nos hemos trazado los colombianos para adelantar la paz”.

Construir rutas de protección

Igualmente, Henao ha recalcado que “en Sembradores de Paz tenemos una línea de trabajo muy especial y es el tema de la identificación  de los factores de riesgo y la promoción de la protección contra la violencia, el abuso sexual y el reclutamiento forzado”.

Especialmente es en el reclutamiento forzado y la explotación sexual donde están los grandes desafíos, no sólo de la organización eclesial, sino de todas las instituciones que promueven la dignidad de los niños en Colombia, de allí que “los animadores tienen un reto muy interesante y hacer un análisis permanente del contexto”.

Por todo ello se han propuesto “construir rutas de protección, de acompañamiento y de promoción de factores protectores” y “siempre hemos estado atentos a las dificultades y  a los procesos que interrumpan la dignidad no solamente de los derechos sino de la condición de vida de los niños y niñas”.

Trabajo en zonas de conflicto

Aún en tiempos de firma de acuerdos de paz, el país tiene zonas tomadas por la violencia, donde la presencia del Estado es casi nula, tal es el caso del Catatumbo y el Pacífico. Allí el reclutamiento forzado está a la orden del día, especialmente de menores venezolanos, la mayoría obligados por la necesidad.

En cuanto al reclutamiento forzado “hay un gran desafío, incluso el año pasado se tuvo una experiencia muy bonita en el Catatumbo, reunimos líderes jóvenes de Tibú y de Ocaña para que desde las escuelas con la metodología de sembradores  empezaran a gestar iniciativas de prevención frente al reclutamiento”, ha dicho.

Admite a su vez que “hay muchos frentes por atacar y uno de ellos es este tema, el cual es muy doloroso y que en sembradores encontramos como una oportunidad también para que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes encuentren un camino para no engrosar las filas de ningún grupo armado”.

Espacios de acogida

Uno de los temas centrales y que están bajo la mira de Sembradores es el de la migración venezolana. De hecho –según cuenta el propio Henao– “han iniciado una experiencia muy bonita con dos frentes geográficos, uno en Caucasia  y otro en Medellín”.

“Tuvimos un trabajo donde buscamos generar primero un espacio de acogida, es decir, que en las comunidades donde lleguen familias venezolanas encuentren una comunidad  que los respeta, que entiende su proceso, que entiende su dolor y que los acompaña”, ha acotado.

Además se han gestado espacios comunes entre niños venezolanos y colombianos, quienes de manera conjunta construyeron proyectos de vida, junto con sus familias, de tal forma “las personas se sientan integradas, útiles, activas y dinámicas”, especialmente sin distingo de raza, credo, condición social o nacionalidad.

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