La X de la Iglesia: una hucha para reavivar la clausura y a los “nini” de Perú

Una hermana pasea por un monasterio de clausura archivo

Hasta el 1 de julio, más de 20 millones de contribuyentes deben presentar su Declaración de la Renta, correspondiente a 2018. Pero ¿a qué destina la Iglesia lo recibido? Entre otras cosas, a pagar el sueldo a todos los sacerdotes, a colaborar con los 6.323 centros eclesiales en los que se presta ayuda de todo tipo a quienes lo necesitan o a donaciones a instituciones católicas como Cáritas. Pero también a muchas otras cuestiones, algunas más desconocidas, como apoyar económicamente a religiosos de clausura en su cotización.

Ángel Moreno, de Buenafuente del Sistal, en Guadalajara, está muy ligado a numerosos conventos de clausura. Por ese conocimiento, se felicita por que “este fondo intermonástico sale al paso de situaciones graves, no normalizadas, que siempre caben en un colectivo de 14.000 miembros”. Eso sí, el sacerdote reivindica que, hoy en día, es excepcional que haya consagrados que no coticen: “Fue en 1982 cuando se entró en la Seguridad Social. Era obligación para todos los religiosos a partir de la profesión solemne. Después, desde la profesión simple. Algunas comunidades se resistieron porque lo interpretaban como una falta de pobreza y de confianza en la Providencia. Pero se les hizo ver que era una cuestión social y hoy muchos monasterios pueden vivir sin agobio”.

La clarisa sor María Alegría, presidenta de la Federación del Sagrado Corazón, detalla que las peticiones de ayuda a este fondo intermonástico “las efectúan los conventos y monasterios a través de sus diócesis, que envían las solicitudes a la CEE”.

36,5 millones en 20 años para la misión

Otra iniciativa es el Fondo Nueva Evangelización, con el que la Iglesia española ha destinado, desde 1998, 36,5 millones de euros para subvencionar unos 4.000 proyectos pastorales en todo el mundo. Su director, el sacerdote Juan Martínez, detalla el origen del fondo: “Todos sabemos que hace años que se pide que los gobiernos destinen el 0,7% de sus presupuestos al desarrollo de los países menos avanzados. Lo que se conoce menos es que la Iglesia en España destina el 0’5% de lo que recibe del IRPF a la ayuda a comunidades cristianas necesitadas”.

El madrileño José Luis del Palacio Pérez-Medel, obispo del Callao, en Perú, desde hace siete años, lleva 43 años trabajando entre los más pobres de la selva, costa y Andes del Perú. Él explica lo que supone para su diócesis la ayuda recibida por la CEE: “Este fondo cubre una pequeña fracción de las numerosas necesidades. Además de la ayuda a los sacerdotes sin recursos, dedicamos buena parte de lo recibido a construir capillas en lugares de misión y escuelas para los cientos de niños y jóvenes que no tienen medios para poder recibir una instrucción escolar elemental. También ayudamos, dentro de nuestras limitadas posibilidades, a las numerosas familias desestructuradas y a la formación de maestros y catequistas”.

Una labor hacia fuera que tiene mucho mérito, pues su situación interior siempre ha estado marcada por la escasez: “En nuestra Provincia Constitucional del Callao, el 36% de jóvenes ni estudian ni trabajan; son los llamados ninis. Para ellos estamos impulsando la educación y la formación de agentes pastorales. Un ejemplo muy ilustrativo se da en la Cárcel del Callao, donde contamos con 38 agentes”.

Noticias relacionadas
Compartir