El Papa dice en la audiencia que el Espíritu Santo es “dinamita” para “la palabra humana”

  • Francisco comienza una serie de catequesis sobre el ‘Libro de los Hechos de los Apóstoles’ y destaca que el Señor “todo lo da gratis, la salvación no se compra, no se paga, es un don gratuito”
  • Cristo “nos enseña a no fabricarnos una misión particular a nuestra medida, sino a pedir mediante la oración perseverante que el Padre nos dé la fuerza misionera para llegar a todo el mundo”

Audiencia general de los miércoles

El papa Francisco comenzó en la audiencia general de este miércoles, 29 de mayo, una serie de catequesis sobre el ‘Libro de los Hechos de los Apóstoles’, escrito por el evangelista san Lucas, en el que “se habla del viaje del Evangelio en el mundo” y tiene como “protagonistas” a la Palabra de Dios y al Espíritu Santo, “una pareja viva y eficaz”.

En su alocución en la Plaza de San Pedro del Vaticano ante miles de fieles y peregrinos, Jorge Mario Bergoglio dijo que cuando el Espíritu Santo “visita a la palabra humana”, esta se hace “dinámica, como dinamita” y es capaz de “inflamar los corazones, hacer saltar los esquemas y resistencias, derribar los muros y abrir nuevas vías de entendimiento y de fraternidad”.

Después de destacar que “el bautismo en el Espíritu Santo permite que entremos en una comunión personal con Dios y que participemos en su voluntad salvífica universal”, el Pontífice subrayó que “no hay que luchar para ganarse o meritar el don de Dios”. El Señor “todo lo da gratis, la salvación no se compra, no se paga, es un don gratuito”.

El hoy de la historia

Jesús, comentó el Papa, invitó a los suyos “a no vivir con ansia el presente” y a establecer en cambio “una alianza con el tiempo” para saber esperar “los pasos de Dios”. “El Resucitado hace que vivamos el tiempo presente sin temor ante lo que acontecerá, porque Dios se manifiesta en el hoy de la historia y nos invita a reconocerle allí”, dijo.

Francisco señaló en la audiencia cómo Cristo “nos enseña a no fabricarnos una misión particular a nuestra medida, sino a pedir mediante la oración perseverante que el Padre nos dé la fuerza misionera para llegar a todo el mundo y vivir en comunión con los hermanos”. Insistió al final de su alocución en que había que pedirle al Señor “la paciencia de esperar sus pasos”.

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