Rafael Luciani: “El CELAM debe reestructurarse desde la sinodalidad”

  • El teólogo venezolano, miembro del Equipo Teológico Pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano, analiza las implicaciones la reforma propuesta por la 37ª Asamblea General del CELAM
  • De cara a una eventual VI Conferencia General, considera que “estamos aún en la recepción” de Aparecida, aunque “pronto vendrá la etapa de la recreación”
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El teólogo Rafael Luciani/JESUS G.FERIA

El teólogo venezolano Rafael Luciani, miembro del Grupo Iberoamericano de Teología –que recientemente se ha reunido a propósito de los 40 años de la Conferencia de Puebla– y del Equipo Teológico Pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), analiza las implicaciones de la reestructuración del CELAM, de cara a las opciones asumidas por la 37ª Asamblea General del CELAM.

Frente a la posibilidad de una VI Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, planteada por los representantes de las 22 conferencias episcopales en Tegucigalpa, considera que se necesita más tiempo para “madurar el proceso de recepción conciliar” suscitado Aparecida y Evangelii Gaudium, y “más adelante se podrá decidir cuándo será el momento más oportuno para recoger este camino y profundizarlo en una nueva Conferencia General”.

El desafío de la sinodalidad

Pregunta.- ¿Qué tipo de estructura se necesitaría a nivel del CELAM para responder al desafío de la sinodalidad?

Respuesta.- Para ser fiel a la recepción actual del Concilio, el CELAM debe reestructuarse desde la sinodalidad. De ser un organismo netamente colegial, como nació, a reestructurarse sinodalmente. Este es el reto de la Iglesia en este nuevo milenio, como lo ha descrito el papa Francisco. La sinodalidad es un proceso que afecta los estilos de vida, las prácticas de discernimiento y las estructuras de gobierno. Pero también, es un modo eclesial de proceder desde la base, como fieles todos, y nunca desde la cúspide. 

El Concilio nos dejó la hermosa novedad de la communio fidelium en la que todos hacemos vida como sujetos con derechos y deberes al participar todos de la misma dignidad bautismal. Todos —laicos, clero, religiosos, obispos, Papa— estamos en esa base. Esto ha sido lo que presenté el año pasado en la reunión del Equipo de Reflexión Teológico Pastoral, donde vimos la necesidad de discernir la vida y misión del CELAM en orden a este nuevo modo eclesial de proceder que es la sinodalidad. 

Reestructuración y conversión pastoral

P. – ¿Qué implicaciones tiene la reestructuración pastoral del CELAM en términos de la conversión pastoral?

R.- En uno de los discursos a la Curia, Francisco indicó que la conversión pastoral es una condición indispensable para poder implementar la sinodalidad. Esto significa que lo primero es el contacto con el Pueblo de Dios y su integración como sujeto en los distintos procesos que se den al interno de la estructura del CELAM. La incorporación de las muchas subjetividades que hacen vida en la Iglesia, como los laicos mujeres y varones, los indígenas, los afroamericanos y tantos otros, es un reto para que la Iglesia nazca de la base de nuestros pueblos latinoamericanos. 

El criterio de la conversión pastoral, según aparece en Santo Domingo y luego en Aparecida, ayudaría al CELAM a profundizar en el llamado que hace hoy Francisco en Evangelii Gaudium a descentralizar a la Iglesia, es decir, conceder un mayor peso y autoridad a la noción de Iglesia local. Pero la conversión pastoral es también una noción que nos llama a la conversión de las relaciones de poder, a dejar el clericalismo, como decía el cardenal Suenens durante los debates en el Concilio. 

En fin, es pensarse no sólo desde las periferias, sino también desde la base. En esto la tradición eclesial latinoamericana es muy rica, pero debe ser profundizada y actualizada en un nuevo modo eclesial de proceder sinodalmente. Es la realización del Concilio de la teología conciliar del Pueblo de Dios, desde donde se ha de vivir la comunión y la misión.

Aparecida: “estamos aún en la recepción”

P.- ¿Qué opinión te merece la posibilidad de una VI Conferencia General del Episcopado Latinoamericano?

R.- Aún estamos viviendo el inicio de una nueva etapa en la recepción del Concilio marcada por el eje Aparecida – Evangelii Gaudium. Aquí está la clave programática para comprender el pontificado de Francisco y el sentido de las reformas. A esto se debe sumar que en octubre tendremos el Sínodo de la Amazonía, que ha sido propuesto en función de discernir un nuevo modo de ser Iglesia, no sólo en lo que respecta a la ecología integral, sino también a la eclesiología ministerial. 

Hay que pensar en un modelo de Iglesia toda ella ministerial, discernida desde las comunidades, desde la base de la communio fidelium, y de ahí se verá con mayor claridad su misión y servicio al mundo actual. En este sentido, habría que conceder más tiempo para madurar este proceso de recepción conciliar, aún incipiente, y más adelante se podrá decidir cuándo será el momento más oportuno para recoger este camino y profundizarlo en una nueva Conferencia General que marque, como Aparecida, una nueva línea programática para la evangelización de los pueblos y sus culturas en el mundo actual. Pero aún estamos en pleno proceso de discernir un modelo eclesial inspirado en la sinodalidad con todas las implicaciones que esto tiene para la misión y la ministerialidad. Toda Conferencia General es un proceso de recepción y recreación. Estamos aún en la recepción. Pronto vendrá la etapa de la recreación.

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