Francisco recuerda en el regina coeli del Día Mundial de las Vocaciones que “el Señor sigue llamando” a muchos

  • En la eucaristía previa celebrada en la basílica de San Pedro, el Papa ha ordenado a 19 nuevos sacerdotes
  • “María es la ayuda de aquellos llamados a proclamar el Evangelio y estar al servicio del Reino de Dios en nuestro tiempo”

Regina Coeli

En el Regina Coeli celebrado hoy, 12 de mayo, el papa Francisco, ha recordado que este domingo coinciden la celebración, en muchos países, del Día de la Madre y del Día Mundial de Oración por las Vocaciones, que este año se conmemora bajo el lema ‘La valentía de arriesgarse por la promesa de Dios’. Por este motivo, Francisco ha querido agradecer en la oración a todas las madres “la preciosa obra” que desempeñan en el “cuidado de los hijos y de la guardia de los valores de la familia”.

Durante la eucaristía que el Papa ha presidido esta mañana en San Pedro ha ordenado 19 nuevos sacerdotes, en un día en el que la Iglesia universal se une para “orar de manera especial por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada”. Así, durante la celebración, Francisco ha recordado a estos a los presentes en la basílica “a cuántos sigue llamando el Señor, como lo hizo un día con los Apóstoles en la orilla del lago de Galilea, para que pudieran convertirse en pescadores de hombres”.

María, madre de Cristo, “el Buen Pastor”, con su “rápida respuesta al llamado de Dios”, ayuda a los llamados al sacerdocio y a la vida consagrada a “ser los colaboradores de Jesús más directos en la proclamación del Evangelio y estar al servicio del Reino de Dios en nuestro tiempo con alegría y disponibilidad”.

Jesús, el Buen Pastor

“En el Evangelio de hoy, Jesús se presenta a sí mismo como el verdadero Pastor del pueblo de Dios”, ha señalado Francisco, pero también habla de “la relación que lo une a las ovejas del rebaño, es decir, a sus discípulos, e insiste en que es una relación de conocimiento mutuo”. Y es que el Buen Pastor, Jesús, “está atento a cada uno de nosotros, nos busca y nos ama, dirigiéndonos su palabra, conociendo nuestro corazón, nuestros deseos y nuestras esperanzas, así como nuestras fallas y decepciones”.

Francisco ha hablado de un Buen Pastor que “nos recibe y nos ama tal como somos, con nuestras fortalezas y nuestras faltas” y “da vida eterna a todos”. Es decir, ofrece la posibilidad de “vivir una vida plena, sin fin”, pero también “nos sostiene y nos guía con amor, ayudándonos a cruzar los caminos inaccesibles y peligrosos que aparecen en la vida”.

En este pasaje del evangelio, los verbos y gestos que describen la forma en que Jesús “se relaciona con nosotros”, se reflejan los verbos “relativos a las ovejas”, es decir, “escucha mi voz”, “sígueme”. Estas, son acciones que, como ha subrayado el Papa, “muestran cómo debemos corresponder a las actitudes tiernas y de cuidado del Señor”, y que implican, además, una “intimidad con él, que se consolida en la oración”.

La intimidad creada del seguimiento y la oración “fortalece en nosotros el deseo de seguirlo, saliendo del laberinto de caminos equivocados, abandonando las conductas egoístas, para emprender nuevos caminos de fraternidad y el don de nosotros mismos en imitación de Él”. Por lo tanto, el Evangelio invita “a vivir” esa relación con Cristo “con plena confianza y familiaridad”, pero también a “atraer a Él a aquellas personas que lo buscan, pero quizás sin saberlo”. Personas de las que “tan solo Dios conoce sus corazones, pero que necesitan un hermano o una hermana que las lleve a Jesucristo”.

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